Los pesticidas destruyen los huevos de especies en extinción

Los pesticidas organoclorados y los metales pesados contenidos en los vertidos industriales y en la atmósfera están provocando una mortalidad importante entre poblaciones de especies animales protegidas en España. Un reciente estudio sobre los huevos (cáscara y embrión) de varias especies de aves predadoras, pero especialmente del águila imperial ibérica, ha puesto de manifiesto la existencia de altos niveles de contaminación -superiores a cinco partes por millón de metabolitos de DDT (índice considerado peligroso)- encontrados tanto en huevos deteriorados como en crías y adultos muertos. El hecho modifica los hábitos de comportamiento de los adultos y en la estructura química de la cáscara de huevo, que al ser más delgada se rompe durante la incubación, imposibilitando el desarrollo de las especies.Esta situación es preocupante, señala Fernando Hiraldo, jefe del departamento de zoología de vertebrados del Museo de Ciencias Naturales y coordinador del mencionado estudio, en el que también participan activamente otros investigadores, como el doctor Barba, del laboratorio central del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU).

Estos investigadores han determinado los efectos de los organoclorados sobre la cáscara y el embrión de los huevos de ciertas aves predadoras. El caparazón del huevo está formado por carbonato cálcico, pero ante el contacto del adulto con organoclorados y metales pesados resulta que el carbonato se va sustituyendo por fosfato cálcico en la estructura cristalina de la cáscara. De esta forma se desordena la estructura cristalina y se produce el ablandamiento de la cáscara. Así se entiende que se rompan tantos huevos durante la incubación. Incluso algunas aves, como los halcones, llegan a poner huevos sin caparazón.

No obstante, el nivel de contaminación que posibilita los cambios químicos en la cáscara de huevo no tiene una relación directa con el índice de contaminación hallado en el embrión, según las observaciones que se han realizado hasta ahora. Más bien parece un fenómeno resultante de la contaminación global de la hembra. El impacto de los organoclorados puede producir esterilidad en la hembra y afecta a su proceso reproductor.

Los pesticidas más peligrosos son: el DDT, el DDE, los dieldrines y los ciclodienos. Por su parte, los metales pesados más nocivos son: el mercurio, el plomo, el cadmio, el cobre y el magnesio.

A diferencia de lo que ocurre en España, en otros países la legislación en materia de pesticidas organoclorados es más estricta, habiéndose logrado frenar su uso. Esto se ha visto reflejado en que el nivel de contaminación de algunas especies en peligro haya disminuido. Por lo general, el influjo de los organoclorados y los metales pesados en las especies animales predadoras es bastante desolador.

Un equipo de investigadores del Instituto de Química Orgánica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encabezado por Luis Hernández Saint-Aubin, viene estudiando desde hace seis años la polución del suelo, el agua, la flora y la fauna en el parque nacional de Doñana. Entre otras cosas se ha observado que son principalmente algunas aves, como el águila imperial, el águila culebrera, la cigüeña o la garza, quienes presentan los índices más altos de contaminación dentro de toda la cadena trófica.