El encuentro de Ifran pone de relieve la división del mundo árabe
La reacción del mundo árabe a la entrevista de Ifran entre el primer ministro israelí, Simón Peres, y el rey Hassan II de Marruecos oscilaba ayer entre la del líder de los países radicales, Siria, que anunció la ruptura de relaciones con Rabat y del único país árabe que mantiene relaciones con Israel, Egipto, cuyo presidente, Hosni Mubarak, saludó la reunión como un signo positivo para el proceso de paz en Oriente Próximo. Entre ambos queda una gran parte de países que no se han pronunciado y otros, entre ellos la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que han optado por las reacciones contradictorias. En suma, la audaz iniciativa israelomarroquí ha puesto nuevamente en evidencia la vulnerabilidad de la unidad árabe.La prudencia fue la nota destacada en las cancillerías de los Estados árabes en Rabat, especialmente las embajadas de los llamados países moderados. No se discutía en público ninguna de las condenas hasta ahora efectuadas, como la de Radio Damasco llamando "traidor" a Hassan II, o la del Frente de Liberación Nacional argelino calificando de "grave acto" el encuentro con Peres. En la sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Rabat tampoco se produjo reacción inmediata y un portavoz se limitó a señalar lo que ya declaró horas antes un dirigente de la central en Túnez: "Este encuentro es un nuevo Camp David, a espaldas del pueblo palestino".
Otros dirigentes palestinos de los territorios ocupados próximos a Arafat, como el periodista Hanna Seniora y el antiguo alcalde de Hebrón Mustafá Natche, dieron su bienvenida a las conversaciones de Ifran si éstas sirven para "mejorar las perspectivas de paz en Oriente Próximo, una paz en la que la OLP tenga un papel importante".
Jordania, por su parte, prefirió mantener la reserva, aunque funcionarios gubernamentales admitieron que el Rey Hussein había recibido una carta del monarca marroquí poco antes del viaje. Los funcionarios se apresuraron a explicar que la nota no estaba relacionada con la reunión de Rabat.
Mubarak aprovechó la oportunidad de apoyar el encuentro de Ifrane para revelar su intención de reunirse con el primer ministro israelí una vez solucionada la diferencia territorial en Taba. "No veo nada de extraño en ello", declaró el mandatario. Irán, a su vez, instó a los países de la región a seguir la línea de Damasco.
En Beirut, el primer ministro, Rachid Karame, calificó el encuentro de un retroceso para la causa árabe. Si los títulares de la Prensa libanesa, que suele reflejar los puntos de vista de Damasco, deben ser leídos entre líneas, el Rey Hassan II tendrá que tomar, a partir de hoy, las más rigurosas precauciones de cara a la manifiesta hostilidad de Siria, Irán y los grupos palestinos más radicalizados. El diario de Beirut Al Hakika recordó ayer cómo el egipcio Khalid Islambuli asesinó a Sadat hace más de cinco años, y, sarcásticamente, subrayó: "lslambouli invita a Hassan a visitar Sadat... ".
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