Armonía del arco

ENVIADO ESPECIALCon dos actuaciones de la Orquesta de Cámara de Lituania ha quedado clausurada la XVII Semana de Música de Cámara en Segovia. Esta formación lituana, que dirige su fundador, Saulius Sondeckis, está formada por una veintena de instrumentistas de arco perfectamente identificados en el estilo técnico y en el concepto interpretativo brillante, limpio y expresivo.

Virtudes todas que se evidenciaron a lo largo de un muy variado repertorio: el tenue Shubert de los minuetos, en alguno de los cuales el aire cortesano se engarza con un grave sentimiento dramático; el tempranamente perfecto, casi irritantemente perfecto, Mendelssohn que en plena adolescencia compuso sus sinfonías 1821-1823; el Antonio Vivaldi de las oberturas: Armida, David, La olimpiada; los italianos ligados a España Boquerini y Rossini, con las plásticas Noches de Madrid del primero y la tercera sonata de cámara del segundo; el transparente y casi patético Chaikovski evocador en la serenata del mundo barroco y, ya en nuestro tiempo, el Shostakovich del preludio y scherzo Opus 11 y de la sinfonía de cámara Opus 110 bis. Convencional, aun dentro de su excelente traza, me pareció el Concierto de Jean Riatz (1905).

Para los lituanos Mikalojus Konstantinas Ciurlomis (1875- 1911) constituye un símbolo. Ligado a la tradición popular y cultivador de una simbiosis entre música y pintura derivada de su doble condición de compositor y creador plástico, algunas obras como En el bosque o El mar han alcanzado cierta notoriedad junto a sus páginas instrumentales, tal las Variaciones sobre un tema lituano, de clara textura e incisivo poder afectivo.