Vaya noche, doctor
ENVIADO ESPECIAL Los que peregrinaron hasta Vitoria para proveerse de un frasco de buen gumbo de la acreditada farmacopea orleanesa del doctor Rebennack no hicieron el viaje en balde. Ese voluminoso Tripper mostró a naturales del lugar y acólitos foráneos sus dos partes de gumbo criollo, su parte de hierbas medicinales y su parte de aceite de culebra de Hollywood. Pócima esencial la suya, de efectos casi instantáneos y contundentes. Tanto como los que provoca su ungüento de idéntica fórmula magistral, muy especialmente indicado para que sin que uno deje de estar sentado no pueda parar de bailar. Un auténtico logro de la medicina natural. Lo que puede conseguirse con cuatro raíces bien secadas, trituradas, maceradas y coladas y pasadas por la Simmons. Su variante como jarabe, tómese en Vaso largo. Resulta glorioso.
La noche
The Night T'ripperÁngel Celada, batería; José Luis Guerenu, bajo; Esteve Coll, piano y teclados; Jean-Marie Ecay, guitarra, y Thierry Ferrugia, saxos. The Night Tripper: Dr. John, piano y voz; Bernard Purdie, batería; David Barrad, bajo; Alvin Robinson, guitarra, y Trazi Williams, percusión. Polideportivo de Mendizorroza, 19 de julio.
El concierto fuera de abono con lo que la organización festejaba la fidelidad del público vitoriano al certamen, ese concierto gratuito, de Torna, ese epílogo festivo a la primera década del festival de jazz, merecía por calidades y resultados figurar en cualquiera de los programas oficiales propiamente dichos. Por lo demás, encerraba, muy posiblemente sin proponérselo, los rasgos esenciales que han contribuido a configurar el sello Vitoria, a saber: voces, electricidad y, para lo que son los baremos hispanos, una pincelada de heterodoxia.
Sabia concesión
Los primeros calambrazos corrieron a cargo de La Noche. Sabia concesión al localismo incluir el grupo de Ángel Celada en el festival; no en balde es una de las formaciones de jazz eléctrico más prometedoras del Estado. De momento, esa amalgama de dos vitorianos, dos bayoneses y un barcelonés no han llegado a redondear un sonido distintivo que personalice su jazz, pero el ángel de algunas de sus composiciones y la valía instrumentística de sus integrantes hace presentir que hay un grupo serio. Tras su presentación, el pasado otoño, en el Festival de Jazz de Madrid, pisar el escenario que ha presentado a Steps Ahead y a Weather Report, el del festival vitoriano, significaba para La Noche una lujosa confirmación de alternativa.The Night Tripper puso de todo, voces, electricidad y sana heterodoxia. Porque voces de empaque son (aun bajo los efectos del resfriado) las de Dr. John Creaux y Alvin Robinson. Vibrante fue su boogie, eléctrico a matar. Tersa, imparable, rebosante de solera su magistral heterodoxia. Bernard Purdie baqueteaba de maravilla mientras Dr. John, el doctor, iba paseando su heterodoxia por la habanera y el ragtime, por such night y renegade, por la obra de Ray Charles o por la de Huey Piano Smith. Los viajeros de la noche volaban alto y en sintonía. El profesor Longhair debía estar sonriendo desde arriba al ver con qué acierto su ahijado blanco propagaba la buena nueva del gumbo orleanés. Vaya noche, profesor; vaya noche, doctor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.