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REBELIÓN EN MANILA

Finalizada la rebelión de Tolentino en Filipinas

La rebelión del ex ministro de Exteriores Arturo Tolentino, autoproclamado el pasado domingo "presidente, interino" de Filipinas, finalizó a las seis de la mañana de hoy, martes, en Manila (medianoche, hora peninsular española), al ser desalojados por la policía los militares y el medio millar de seguidores que continuaban en el vestíbulo del hotel Manila, donde se habían concentrado. No fue necesario esperar que se cumpliera el ultimátum de 24 horas que había dado la presidenta de Filipinas, Corazón Aquino. Tolentino, de 75 años de edad, y varios generales sin mando de tropas que se sublevaron se encontraban ya fuera del hotel.

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ENVIADO ESPECIAL, "Tolentino, dará una conferencia de prensa en el Club de Oficiales de la Marina" dijo Rick Serrano, director general de Información durante la presidencia de Ferdinand Marcos y uno de los seguidores de Tolentino. Los 180 soldados congregados en los pisos superiores de la parte moderna del hotel Manila "tienen a su diposición camiones y autocares para trasladarlos a Camp Cramer", dijo el teniente coronel Fernández, del Ejército de Filipinas, que mandaba la operación inicial de desalojo del hotel.A última hora de la tarde del lunes se daba como un hecho la rendici ón de los partidarios de Marcos, al concluir las negociaciones entre el representante de la presidenta Cory Aquino, el ministro de Información, Teodoro Locsin, y Tolentírto, que intentó estimular, sin éxit.o, la rebelión rnilitar contra la Administración Aquino, apoyado por media docena de generales apartados del mando tras la llegada de Aquino al poder.

En ese encuentro, según fuentes oficiales, no se trataron temas políticos y los sublevados manifestaron sus intenciones de abandonar el hotel, con el fin de que no surjan brotes de violencia.. Entre las condiciones ofrecidas por el Gobierno en dicha reunión figuraba la de que los sublevados retendrían sus armas cuando regresaran a sus unidades para reintegrarse a las filas del Ejército.

"En ningún momento los acontecimientos han inquietado al Gobierno y todo ha seguIdo bajo control", aclaró, tras celebrar un consejo de ministros, la presidenta AquinO, que apareció acompañada a su derecha por el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile -a quien varias emisoras de radio, hoy clausuradas por orden del Gobierno, habían dado como líder de la revuelta-, y a su izquierda por el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Fidel Ramos.

La presidenta de Filipinas llegó a última hora de la mañarta a su residencia oficial, en el anexo al palacio presidencial de Malacañang, procedente de Cagayán de Oro (en la isla de Miridano, a unos 800 kilómetros al sur de Manila), donde no alteró el programa previsto (le visitas a instalaciones militares y contactos con ex guerrilleros comunistas del Nuevo Ejército Popular (NPA), con vistas a un posible alto el fuego.

Estas negociaciones con la guerrilla comunista han creado tensiones entre el Gobierno y el Ejército, que no son, al parecer, del todo extrañas a la generación de rumores sobre las intenciones golpistas del ministro de Defensa.

"Ya tengo trabajo, y no busco otro", ironizó Enrile, cuando en la noche del pasado domingo los periodistas le preguntaron si aceptaba la oferta del autoproclamado presidente, Arturo Tolentino, que también le concedía a Enrile el cargo de vicepresidente y la cartera de Defensa. Sin embargo, Ponce Enrile, el único alto mando político y militar que estaba en Manila cuando se produjo la revuelta (Aquino y el general Ramos estaban en el sur y el vicepresidente y ministros de Asuntos Exteriores,

Salvador Laurel, se encontraba en visita oficial en España) dejó claro que es un hombre fiel a la Admiristración de Aquino.

No serán acusados

Ponce Enrile confirmó que los soldados que abandonasen el hotel Manila antes del plazo de 24 horas -que expiraba a las tres de la tarde de hoy (nueve de la mañana, hora peninsular española)- no serían detenidos ni acusados de rebelión, en muestra de la política de reconciliación llevada a cabo por Cory. Sin embargo, en Malacañang, Aquino había dado órdenes ayer al ministro de Justicia, Neftalí González, para que prepa rase eventuales cargos de sedición contra Tolentino y otros fieles al presidente Marcos.

Eran las 5.30 de la mañana de hoy en Manila (23.30 de ayer, hora peninsular española) cuando la policía desalojó los camiones que formaban una barricada e impedían el tráfico en el Roses Bulevas, principal vía de acaeso al hotel Manila. En el gran vestíbulo del hotel comenzaba a crecer la siquietud. entre los seguidores de Marcos, la mayoría muy jóvenes, a quienes una chica con una blusa de camuflaje militar y paritalones vaqueros gritaba: "El presidente Tolentino pide que dejemos pacíficamente el lugar". Las protestas de algunos ftieron pronto transformadas en una carrera cuando, a las seis en punto de esta mañana, comenzaron a entrar policías. Veinte minutos después entraron unos treinta soldados armados con fusiles ametralladores M-1,15.

En Washington, por su parte, el Gobierno de Estados Unidos anunciaba que investigaría si Marcos, exiliado en territorio de dicho país, ha jugado algún papel eneste intento de golpe.

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