_
_
_
_
ALAN GARCÍA AFRONTA SU PRIMERA CRISIS POLÍTICA

Buques de guerra peruanos reprimieron el motín de Frontón

Antonio Caño

El Ejército peruano ha exterminado a la población reclusa de tres penales de Lima en el suceso más sangriento registrado en el país desde el surgimiento del terrorismo, en 1980. A las 35 horas de su ocupación por parte de los reclusos de Sendero Luminoso, los soldados redujeron a escombros la cárcel de El Frontón y recuperaron, también a sangre y fuego, las de Lurigancho y Santa Bárbara, con un número de muertos todavía desconocido, pero que se calcula en torno a los 300. En la operación para hacerse con El Frontón intervinieron helicópteros y buques de guerra, desde los que se bombardeó la isla en la que se encuentra el penal.

El presidente de la República, Alan García, al que la tragedia ha colocado ante el peor momento de sus 11 meses de gestión, ha encontrado hasta ahora el respaldo de los principales partidos políticos y de otros sectores de la opinión-pública, que ponen el énfasis en la necesidad de consolidar el proceso democrático, amenazado por la actividad creciente de los grupos terroristas.En sus primeras declaraciones, Alfonso Barrantes, alcalde de Lima y dirigente de la coalición Izquierda Unida -la principal fuerza de oposición-, afirmó que "cuando la ley se quebranta se debe proceder a restaurarla", pero advirtió, al mismo tiempo, que "la autoridad no se ejerce violando las normas legales, sirio aplicándolas". El ex presidente Fernando Belaúnde declaró que ha llegado la hora en que el Gobierno debe llamar a una acción concertada con las demás fuerzas políticas para combatir el terrorismo y defender la democracia. La Iglesia católica ha hecho un llamamiento en favor de un acuerdo nacional por la pacificación y ha afirmado que la violencia no debe combatirse colocándose al mismo nivel que los terroristas.

Una decisión valiente

El ministro de la Guerra, general Jorge Flores, atribuyó al presidente García la decisión de sofocar los motines surgidos simultáneamente en las tres prisiones y calificó ésta de "valiente". Altos oficiales de las Fuerzas Armadas, cuyo poder civil ha aumentado en las condiciones de estado de emergencia que vive el departamento de Lima desde el pasado mes de marzo, habían pedido en las pasadas semanas una intervención contundente en las prisiones de El Frontón y Lurigancho, donde los senderistas gozaban de una gran libertad de movimientos. La Prensa peruana y algunos partidos políticos habían denunciado incluso que en ambos centros se formaba a los militantes de la organización y se planificaban acciones terroristas. En el sangriento asalto militar se descubrieron cuevas, galerías y muros que los reclusos habían ido construyendo a lo largo de estos años.

La coincidencia de este suceso con la celebración en Lima del congreso de la Internacional Socialista ha hecho multiplicar sus efectos, y ayer era palpable el nerviosismo y la tensión, tanto en el hotel donde se reúne la conferencia como en las calles, fuertemente vigiladas por unidades especiales de la policía.

La toma de los tres penales se realizó de forma simultánea a las seis en punto de la mañana del miércoles. En pocos minutos, los reclusos redujeron a los funcionarios y policías, colocarón francotiradores en los tejados y se atrincheraron con rehenes en algunas galerías de los centros. Los amotinados presentaron un pliego de 30 reclamaciones, entre las que se incluía el regreso de los reclusos trasladados a otras prisiones del país y la revocación de la orden que limita las visitas de familiares a los penales.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

De acuerdo con la versión oficial, antes de iniciarse las acciones militares se presentaron en las cárceles los miembros de la comisión de paz creada por Alan García para buscar una negociacion con los alzados en armas. Por medio de un altavoz, el presidente de dicha comisión, Fernando Cabieses, intentó convencer a los reclusos para que depusiesen su actitud a cambio de garantizarles que no se tomarían represalias contra ellos, lo que fue rechazado por los amotinados. Cabieses anunció al conocer el resultado de la tragedia posterior que probablemente dejará la comisión de paz, ante la evidencia, dijo, de que no existen condiciones para que pueda seguir adelante con su trabajo.

En la noche del miércoles, un contingente formado por fuerzas combinadas del Ejército, la Guardia Civil y la Guardia Republicana penetró en Lurigancho y, según la versión de un periódico local, derribó con cargas de dinamita la pared del Pabellón Industrial, donde se habían hecho fuertes 180 reclusos.

Durante tres horas y media se escucharon permanentemente disparos y explosiones. El comunicado oficial del comando conjunto de las Fuerzas Armadas emitido posteriormente, informaba de la muerte de 124 "subversivos".

A la mañana siguiente se efectuaron las autopsias de los cadáveres en la misma prisión, para evitar, según la explicación oficial, "acciones propagandísticas" con los cadáveres por parte de "grupos subversivos que actúan a través de organismos de fachada legal".

Reclusas heridas

Hasta el momento no se ha informado sobre la suerte corrida por Antonio Díaz Martínez, al que se considera ideólogo de Sendero Luminoso, que se encontraba preso en Lurigancho. Tampoco se sabe nada sobre la. senderista Laura Zambrano Padilla, conocida como camarada Merche, a la que el Ejército atribuye la dirección del levantamiento en la prisión de mujeres de Santa Bárbara, que aparentemente fue sofocado sin muertos, aunque varias reclusas resultaron heridas, entre ellas, Mabel Chavarry Alva, a la que también se considera una alta dirigente de Sendero.

En la cárcel de Santa Bárbara se pudieron ver, según algunos diarios peruanos, reclusas que, asomadas a las ventanas, gritaban "la sangre derramada jamás será olvidada" y loas al camarada Gonzalo, máximo dirigente de Sendero Luminoso, que vive en el más absoluto anonimato desde hace años.

La acción más espectacular y secreta se dio en el penal de El Frontón, situado en una isla frente al puerto del Callao a la que nadie tuvo acceso, ni siquiera visual, debido a la bruma que en esta época del año afecta a Lima.

Según distintas versiones, el penal fue bombardeado desde heficópteros en vuelo a baja altura 37 desde buques de guerra que rodearon la isla. La televisión peruana ofreció ayer imágenes espeluznantes, con un fondo musical de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, sobre el solar en que quedó convertido el centro penitenciario. Unos pocos supervivientes tumbados boca abajo y con las manos en la nuca eran los únicos signos de vida después de casi 20 horas de combate en el que murieron tres oficiales de la Marina. Cuidadosamente pintado en un muro podía todavía leerse un enorme grafitti con un mensaje típicamente senderista: "Rematar el gran salto con sello de oro".

Tras un primer ataque contra los muros de la prisión, los oficiales de la Marina que estuvieron a cargo de la operación, intentaron, según la versión oficial, una negociación con los reclusos, como resultado de la cual lograron que fueran liberados cinco miembros de la guardia republicana que habían sido tomados como rehenes por los amotinados. Los policías salieron del penal completamente ensangrentados, heridos por numerosos cortes hechos con cuchillos.

Cuevas inexpugnables

Los reclusos se habían atrincherado en cuevas inexpugnables, construidas por ellos mismos en el terreno de la prisión. Después de vanas horas en las que resulta difícil fijar lo que ocurrió, porque la información oficial al respecto es todavía muy escasa, los marinos decidieron volar las instalaciones, lo que cumplieron comandos de demoliciones y unidades anfibias. Decenas de presos -se dice que en el motín participaron 200- quedaron sepultados bajo los escombros.

Las autoridades militares sólo han infonnado hasta ahora de la muerte de 30 "subversivos" en los tiroteos registrados antes de dinamitar el penal de El Frontón, pero admiten que el número de cadáveres todavía no recogidos es "incontable". Abogados de los presos afirman que la cifra real de muertos en los sucesos de las tres cárceles es superior a 500.

El fiscal de la nación, César Ejalde, se trasladó al penal de El Frontón en la mañana del jueves para intentar un diálogo con los reclusos, pero, posteriormente, dijo con voz excitada: "No me quisieron escuchar".

El último motín registrado en las cárceles peruanas ocurrió el año pasado en Lurigancho y causó 30 muertos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_