El 'Sirius' permanecerá en Cabrera hasta que se retiren las tropas
El buque Sirius, de la organización ecologista Greenpeace, regresó a media tarde de ayer a la isla de Cabrera, donde permanecerá hasta mañana, lunes, fecha en que las dotaciones militares que han participado en las maniobras Gamma 1 se retirarán por completo. El Sirius, que fondeó sin incidentes en el puerto de Cabrera el viernes, regresó ayer, por espacio de algunas horas, a Palma de Mallorca, desde donde emprendió nuevamente rumbo hacia la pequeña isla.
Aunque la presencia del Sidus en el puerto de Cabrera confirmaba ayer las informaciones remitidas por Defensa, en el sentido de dar por concluidos los ejercicios de tiro en la zona, los ecologistas regresaron a la isla para comprobar que no se realizan nuevas maniobras. En este sentido, las contradicciones registradas entre Defensa y el Ejército han creado escepticismo tanto en Greenpeace como en el Grup d'Ornitologia Balear (GOB).La llegada del buque Sirius a Cabrera era esperada durante toda la semana por el Ejército, que había seguido de cerca las evoluciones del buque. Así lo confirmaba un teniente del Ejército de Tierra que tuvo que ser recogido por marineros del Sirius al acercarse buceando al buque y sufrir un calambre a escasos metros de su casco.
Tras ser lanzado un salvavidas y acudir en su ayuda el marinero español Ricardo Sagarminaga, miembro de la tripulación ecologista, el teniente fue atendido y posteriormente trasladado, mediante una Zodiac, por Grace O'Sullivan, contramaestre del Sirius, hasta el barco cablero de la Armada Cíclope, fondeado a escasos metros, desde donde fue conducido a. tierra.
También un soldado, éste voluntariamente, se aproximó nadando desde la costa hasta el buque ecologista. A su regreso, y tras conversar unos minutos con la tripulación, fue esperado en la costa por oficiales de su compañía, ya que carecía de permiso para ello. Según fuentes no confirmadas del Ejército, los oficiales de Artillería destacados en Cabrera habrían recibido órdenes los pasados miércoles y jueves de agotar toda la munición inicialmente prevista para los ejercicios de tiro, que en principio debían prolongarse a lo largo de toda la semana.
De ser así, se habrían realizado idéntico número de disparos que si los ejercicios hubieran seguido su calendario.
