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ECOLOGÍA

Greenpeace y los militares dicen que han cumplido sus respectivos objetivos en la isla de Cabrera

ENVIADO ESPECIALLa polémica sobre las maniobras militares en la isla de Cabrera parece haber acabado en una victoria para ambas partes. Los grupos ecologistas encabezados por la organización Greenpeace, -que ayer se acercaron a la isla a bordo del buque Sirius, sin cruzar la llamada línea de seguridad- se alegran de la suspensión de los ejercicios, mientras que mandos militares aseguraron que, pese al hecho de haber finalizado las maniobras en la tarde de ayer, nada ha cambiado en los planes previstos y las tropas permanecerán en la isla hasta terminar su misión, es decir, el domingo.

Al mismo tiempo, el delegado del Gobierno en Baleares, Carlos Martín Plasencia, ha confirmado al grupo ecologista la "terminación" de las maniobras, aunque ha desaconsejado a Greeripeace que pida permiso para desembarcar hoy en la isla.Alrededor de las ocho de la mañana de ayer, la emisoratatalunya Ràdio telefoneó al buque Sirius para comunicarle que el subdirector general de Relaciones, Informativas y Sociales de la Defensa, Laureano García, acababa de hacerle unas declaraciones en las que confirmaba la suspensión de las maniobras militares en la isla de Cabrera tras los ejercicios de tiro con mortero que se iban a realizar a mediodía contra boyas situadas en el mar.

Poco después, el delegado del Gobierno en Baleares telefoneaba también al buque -que en aquel momento avistaba ya la isla de Cabrera- para decirle que el Gobierno mantenía la propuesta efectuada el miércoles por la noche de suspender las maniobras y nombrar una comisión, en la que participarían Greenpeace y el Grupo Ornitológico Balear (GOB), encargada de valorar los efectos de los ejercicios de tiro en el pequeño archipiélago, bien para suspenderlos definitivamente o para trasladarlos a otras épocas del año en las que su efecto sobre las colonias de aves marinas sea menos perjudicial.

A lo largo de la noche anterior, mientras el buque ecologista se dirigía hacia Cabrera, a bordo del Sirius se dudaba de las promesas del delegado del Gobierno, al haber tenido conocimiento de la información transmitida por la agencia Efe a las diez de la noche del miércoles, en la que se citaban fuentes de la Comandancia General de Palma que indicaban que, si bien se habían acabado los ejercicios de disparo, las tropas continuarían en Cabrera "hasta el final de las maniobras". El Sirius, por tanto, siguió su camino hacia Cabrera.

Alrededor de las 10,30 de ayer, cuando el buque ecologista se acercaba a la zona del archipiélago más cercana a la isla de Mallorca, donde se hallan los pequeños islotes sobre los que se realizan habitualmente los ejercicios de tiro y donde el límite de la zona de seguridad estaba tan sólo a una milla de la isla de Cabrera, el destructor Almirante Valdés, desde la isla de Cabrera, comenzó a acercarse al buque ecologista. A las once de la mañana, el destructor de la Armada salía de la zona de seguridad, colocándose a la derecha del Sirius, a menos de 200 metros. En aquella situación, según las leyes de navegación marina, por ser el buque de la Armada de mayor calado, el Sirius, de seguir a la misma velocidad, se veía obligado a girar hacia la derecha y cruzar su estela, con lo que se introducía en la zona de seguridad, o bien girar 180º a la izquierda y enfilar la costa de Mallorca.

Aproximación

El capitán del buque ecologista, Alain Connan, prefirió seguir en su rumbo, aunque reduciendo al mínimo la velocidad. En aquel momento, el Sirius llegó a su máxima aproximación al Almirante Valdés. Poco después, el destructor de la Armada se colocaba delante del Sirius, con la mayoría de su tripulación sobre cubierta y ambos buques empezaban a separarse. Cuatro lanchas rápidas de la organización ecologista habían sido botadas poco antes y evolucionaban alrededor del Sirius portando pancartas con los lemas de la campaña: Cabrera, parque natural y Stop maniobras militares. A lo largo de todas estas maniobras no se cruzó ningún mensaje entre ambos buques. El destructor Almirante Valdés penetró de nuevo en la zona de seguridad, mientras que el Sirius, bordeándola, se dirigió hacia el otro lado de la isla de Cabrera, siendo izadas las lanchas rápidas poco después. Alrededor de las tres de la tarde, el buque de Greenpeace llegó al puerto de Palma de Mallorca.Mientras tanto, un helicóptero militar llevaba a la isla de Cabrera a un grupo de periodistas de diversos medios para que presenciaran los ejercicios de tiro. En el programa informativo regional de Radio Nacional de España se informaba, desde la isla de Cabrera, que las maniobras militares continuaban y que se había realizado fuego real sobre objetivos en tierra, en contra de las promesas del delegado del Gobierno.

Sin embargo, más tarde, otros medios informativos que habían asistido a las maniobras informaron que el fuego era de mortero sobre boyas en el mar.

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