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Reagan cree posible llegar a un acuerdo con Gorbachov para reducir las armas nucleares

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan anunció, en la 37ª conferencia de prensa de su presidencia, que aún es posible Negar a un acuerdo de reducción de armas nucleares con la URSS que impida que Estados Unidos abandone, como ha anunciado, el tratado SALT II. El presidente norteamericano sugirió en la noche del miércoles (madrugada del jueves en España) que aún no había tomado una decisión definitiva sobre el único tratado de control ole armamentos vigente entre las dos superpotencias.

El pasado 27 de mayo, la Administración norteamericana aseguró que dejaba de cumplir el tratado, lo que provocó una oleada de críticas de los aliados de la OTAN y en el Congreso. Reagan confirmó en su conferencia de prensa que se ha recibido una nueva propuesta de la URSS para reducir los misiles de largo alcance que será estudiada "cuidadosamente".En una aparente atenuación de la retórica antisoviética, el presidente presentó en su conferencia de prensa una visión positiva de Mijail Gorbachov, "el primer líder soviético que ha hablado de reducir, e incluso eliminar, las armas nucleares". Reagan admitió que ha "debido meter la pata" cuando esta semana, en un discurso en la universidad de Georgetown, equiparó a Gorbachov con Gaddafi, Fidel Castro o Arafat. El presidente confirmó la posibilidad de que se celebre este año una cumbre entre los dos dirigentes, algo que parecía lejano tras el aumento de la tensión y el intercambio de reproches producido en las últimas semanas entre Washington y Moscú. "Él [Gorbachov] la quiere. Yo también, y creo que va a celebrarse", dijo Reagan. Finales de noviembre o diciembre pueden ser las fechas para que Gorbachov viaje a Washington.

El presidente afirmó: "Tenemos varios meses para ver" qué pasos dan los soviéticos en materia de control de armamentos. "Si no se hace nada", explicó, "iremos adelante con la decisión de armar con misiles de crucero al bombardero B-52 número 131", con lo que Estados Unidos sobrepasaría los límites del tratado de limitación de armas estratégicas, firmado por James Carter y Leonid Breznev en 1979, pero que nunca fue ratificado por el Senado norteamericano, aunque fue observado por los dos países. El presidente mantiene sus opciones abiertas, y parece estar utilizando la amenaza de incumplir el SALT II como instrumento de presión para llevar a la URSS a una verdadera negociación que reduzca los arsenales de cohetes estratégicos de las dos superpotencias. Reagan reiteró, sin embargo, su hostilidad hacia el SALT II, que sólo sirve para "legitimar" la carrera de armamentos, e insistió en las presuntas violaciones soviéticas del tratado.

Cambio de táctica

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En lo que parece un cambio de táctica, tras una decisión en la que han triunfado los halcones de la Administración, Reagan abrió un resquicio a la posibilidad de que no se desmonte el último límite que controlaba el rearme nuclear. "Haremos todo lo posible por comprometer a los soviéticos en sustituir el tratado SALT 2" con un programa realista de reducción de armas", afirmó el presidente. El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, pareció, sin embargo, corregir ayer al presidente al afirmar que el SALT II "ya no existe" y que "la decisión ya está tomada". Speakes explicó también que ya se ha decidido armar nuevos B52 con misiles de crucero, algo que Reagan hizo depender, en su conferencia de prensa, del comportamiento soviético de aquí a finales de año.

Algunos observadores señalan que la táctica de Reagan puede ser acertada. Gorbachobv acaba de presentar en la mesa de negociaciones de Ginebra una nueva propuesta de reducción de armas nucleares de largo alcance.

La propuesta consiste, al parecer, en una oferta de reducción de cohetes estratégicos inferior al 50% previamente propuesto por EE UU, relacionada con un compromiso de continuar respetando por 10 o 15 años más el tratado de misiles antibalísticos (ABM) de 1972. Al parecer, la nueva oferta de Moscú no incluye la vieja demanda de que los bombarderos norte americanos basados en Europa o en portaviones sean considerados armas estratégicas.

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