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Reagan alaba a Gorbachov como el primer soviético que habla de paz

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, compareció esta madrugada -hora española- para celebrar una conferencia de prensa en la Casa Blanca en la que, notablemente, calificó al líder soviético, Mijail Gorbachov, de "primer líder soviético que conocía que hablaba voluntariamente de reducción de armas nucleares, para añadir, como respuesta a uno de los informadores, que su Administración "estaba decidida a aprovechar esa oportunidad".

El presidente Reagan que, en varios momentos de la conferencia de prensa pareció tener dificultades en retomar el hilo de su propio discurso, pronunció una declaración preliminar referida a la necesidad de que el Senado apruebe el proyecto de ley de reforma fiscal, que actualmente estudia, como una medida progresista contra la pobreza, y a la prioridad con que el Congreso debía aprobar la ayuda de 100 millones de dólares a la contra nicaragüense "para salvar la libertad" en el país centroamericano. A una de las preguntas sobre el tema de Nicaragua, Reagan puntualizó que él no empleaba el término contra sino el de guerrilleros de la libertade.

A la preocupación expresada por algunos de los informadores sobre la eventual violación de los límites del SALT II -para la contención de la carrera nuclear- que ha sido anticipada por el presidente norteamericano, Reagan hizo constar que el tratado nunca había sido ratificado por Estados Unidos a causa de la invasión soviética de Afganistán en 1979 y que durante "los siete años" de su observancia de hecho por Washington, la Unión Soviética lo había violado sistemáticamente. Por este motivo, dijo, Estados Unidos quería tener las manos libres. Pese a ello, a otra pregunta Reagan respondió que estaba convencido de que "ellos -los soviéticos- deseaban también la celebración de una reunión en la cumbre" y por eso estaba seguro de que ese encuentro se produciría.

Sobre el problema centroamericano Reagan dijo, significativamente, que "había llegado la hora de un voto claro en uno u otro sentido" sobre la ayuda a los guerrilleros antisandinistas. En cualquier caso, dijo, Washington no tenía planes preparados para hacer frente a una derrota de la contra, lo que cabía interpretar como que no se pensaba en una invasión de Nicaragua.

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