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Granada convoca a un sector de la vanguardia teatral europea

El domingo concluyó en Granada el IV Festival Internacional de Teatro. Granada da la posibilidad de ponerse al día de cuanto bueno en teatro corre por Europa. La selección, rigurosa, procura ofrecer aquellos espectáculos que, de una forma u otra, rompan, los esquemas tradicionales en busca de nuevas propuestas estéticas. A veces el resultado es bueno y otras no tanto, pero nunca es aburrido. Otro aspecto destacable es la oportunidad de contactar con personas e instituciones europeas vinculadas a los movimientos de vanguardia. Al festival asistieron, por ejemplo, el director del teatro Mickery de Holanda, Ritsaert Ten Cate, y Phillipe Tiry, encargado de la producción del espectáculo que anualmente promueve la Comunidad Europea.

Abrió, el festival el espectáculo español 1996, el mundo del fin del tiempo. A continuación se presentó el Studio Hinderik que ha ofrecido uno de los espectáculos más sugerentes. Sobre el escenario, se halla una plataforma, que sucesivamente va convirtiéndose en pantalla de proyección, mesa, cama, acera, alcantarilla, etcétera. Su presencia no se impone, sino que subraya, el discurso de los actores. Todos los elementos estéticos que aparecen tienen vida propia y se integran suavemente en la acción. El amor, la soledad y la muerte están presentes durante la representación sacudiendo la imposible pasividad del espectador. Hinderik de Groot, director de la compañía y creador del espectáculo, cuida al máximo todos los detalles logrando un resultado sobrio.La. compañía inglesa Impact Theatre presentó en él Teatro Isabel la Católica El precio de la carne en los últimos días de la edad mecánica. Es una obra dura, difícil, pero divertida. Dos actrices y un actor, encerrados con un solo juguete, un proyector de cine, dentro de un espacio incómodo y feo, se escupen uno al otro sus problemas, sus represiones y sus angustias. La barrera del idioma dificultó la comprensión del texto por parte del público. La película que se proyecta, siempre la misma, es un documental sobre China producido por la Enciclopedia Británica. Los personajes toman como pretexto las imágenes para desarrollar su discurso personal. Los tres quieren ser escuchados, pero apenas se oyen el uno al otro. Todo ello interpretado y dicho con cierto sentido del humor muy británico, Las voces de los actores se confunden, con una música que subraya las acciones no siempre con acierto.

En la facultad de Ciencias se presentaron Contadores de Estorias, compañía brasileña de marionetas. Estrenaron su espectáculo para adultos, Pas de deux. Está compuesto por seis cuadros más o menos costumbristas, muy cortos, y otros cinco entreactos larguísimos, que sirven para que la pareja de marionetistas, que manipulan directamente a los muñecos, vayan cambiando el decorado de cada historia. Las situaciones son sugerentes, pero el modo de resolverlas es muy desigual.

Target es una coreografía del holandés Bart Stuyf, con una excelente música de Philip Glass. Es un espectáculo algo soso y con ciertas pretensiones. La escenografía es un enorme brazo mecánico articulado. Al fondo, una pantalla. El brazo posee una cámara, de televisión que proyecta sobre la pantalla las imágenes que capta en el escenario. Hay momentos en que se intuyen las posibilidades del juego y se crean situaciones de gran fuerza y belleza.

Gilles Maheu, de Quebec (Canadá), es el director y creador de Le rail, fascinante espectáculo presentado por la compañía Carbone 14. También aquí el festival vuelve a dar en el clavo con un espectáculo bien construido y fascinante. En esta ocasión, el escenario es un viejo almacén de la estación de Renfe. El suelo de la sala está cubierto de tierra y el público sentado frontalmente y a ambos lados del escenario. Un raíl abandonado cruza, a lo largo, la escena. Una niña entra jugando por la vía. Entre dos travesaños, encuentra el cadáver del soldado. Así empieza el espectáculo.

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