Elecciones en Colombia
Con el respeto de siempre por la opinión ajena, me refiero a los artículos del señor Martín Prieto, corresponsal de EL PAÍS, para las elecciones parlamentarias de Colombia, no con el ánimo de rectificarlos, pues es bien sabido que no se rectifican opiniones, sino par llamar la atención de sus lectores sobre las distorsiones que resultan de asimilar fenómenos político con conductas criminales.En efecto, cualquiera acepta que el bipartidismo es un fenómeno político, ya se presente en Colombia o en Estados Unidos de América; pero no todos estarían dispuestos a aceptar que el tráfico de cocaína y la existencia de sólo dos partidos políticos (en Colombia se presentaron a las elecciones por lo menos cuatro en las pasadas elecciones, y el partido comunista ha existido con representación cuando menos desde los años treinta), puedan equipararse como causas de descomposición moral y social.
Los fenómenos a que se refiere su corresponsal son tan complejos que seguramente sea necesario superar la mirada impresionista para calar su epidermis y entendemos sobre su significado histórico. Hay quienes piensan que los pactos de Sitges y Benidorm entre los dos principales partidos para superar el Gobierno militar de 1953-1957 (durante el cual yo mismo estuve varias veces en prisión por motivos políticos), generó un comportamiento más civilizado y moderno en la lucha ideológica; otros
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piensan que estos pactos determinaron que minorías se lanzaran a la acción armada al no encontrar espacio para sus expectativas, a pesar de que en el artículo 120 de nuestra Constitución se estableció, a raíz de tales acuerdos, la posibilidad de que otros partidos distintos del liberal y el conservador participen en el Gobierno. Entre estos dos polos, hay amplio campo para el debate: un debate que estamos dirimiendo una vez y otra vez por la vía electoral, libremente, los colombianos de todos los sectores.
EL PAÍS, sus directores y redactores, saben que actualmente se disputan la presidencia de Colombia cuatro candidatos, representantes de otros tantos partidos políticos: tengo la certidumbre de que habrá la posibilidad de tener en sus páginas análisis más detenidos de una situación compleja y que evoluciona con mayor discernimiento a medida que avanza nuestra cultura política.
Al agradecerle el interés que siempre se han tomado usted y sus redactores por informar y analizar la realidad de América Latina y, en ella, de Colombia, quiero hacerle llegar las seguridades de mi amistosa consideración.- Presidente de Colombia.
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