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Filipinas desea que Ronald Reagan disipe sus dudas sobre el nuevo Gobierno de Corazón Aquino

ENVIADO ESPECIAL, El Gobierno filipino quiere que Estados Unidos colabore en la recuperación económica de aquel país, al tiempo que desea que el presidente Ronald Reagan "disipe" todas sus dudas sobre su apoyo al nuevo Gabinete, que preside Corazón Aquino, según manifestó ayer en Bali el vicepresidente filipino y ministro de Exteriores, Salvador Laurel, después de una larga entrevista con el secretario de Estado norteamericano, George Shultz.

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Indonesia, 20 años después

Shultz mantuvo reuniones bilaterales con sus homólogos de los países miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), mientras el presidente Ronald Reagan y su esposa, Nancy, dedicaron la jornada al descanso completo en el superprotegido hotel Nusa Dua.El presidente norteamericano se entrevistará hoy con el presidente de Indonesia, general Suharto; con el vicepresidente de Filipinas, Salvador Laurel, y con los ministros de Asuntos Exteriores de la ASEAN (Indonesia, Filipinas, Tailandia, Singapur, Malaisia y Brunei).

El encuentro Shultz-Laurel fue el primero de alto nivel celebrado entre los Gobiernos de Washington y Manila después de la caída de Ferdinand Marcos actualmente refugiado en la isla norteamericana de Hawai. El hecho de que Reagan telefonease a Marcos, a su paso por Hawai, camino de Bali y Tokio, ha originado dudas entre el nuevo Gobierno filipino en un momento en que los seguidores de Marcos se manifiestan en Manila e intentan organizarse políticamente.

"Espero que el encuentro de mañana sirva para que el presidente Reagan disipe definitivamente las dudas", dijo Salvador Laurel ayer en Nusa Dua, en clara alusión a lo que puede interpretarse como una postura ambigua de Reagan hacia el nuevo Gobierno de Manila.

Dudas que, en opinión de Shultz, no existen, ya que la conversación entre Reagan y Marcos en Hawai es interpretada en medios norte americanos como "una charla de cortesía" entre viejos amigos, pero en ningún caso como un intento de Washington de reavivar la imagen política de Marcos. "Estados Unidos apoya totalmente al nuevo Gobierno filipino", según Shultz.

Laurel mantendrá hoy una reunión con Reagan, quien en otoño de 1983 canceló las etapas de Filipinas, Indonesia y Tailandia (reduciendo su gira asiática a la visita a Corea del Sur y Japón), en parte debido a la crisis surgida en Filipinas tras el asesinato de Benigno Aquino, en agosto de 1983, hecho que fue el detonador que marcó el comienzo del fin para la era Marcos.

Reunión de trabajo

Shultz celebró también una reunión de trabajo con su homólogo indonesio, Mochtar Kusumaatmadja, previa al encuentro presidencial de hoy entre los presidentes Reagan y Suharto.Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos e Indonesia -Estado independiente desde 1949, con 160 millones de habitantes y dos millones de kilómetros cuadrados esparcidos en más de 13.500 islas- pasaron en los últimos 20 años desde los momentos tensos de la época de Sukarno, la influencia de los comunistas y la intervención de la CIA, en un intento de escisión de la isla de Sumatra, a relaciones estrechas con la llegada al poder del general Suharto, en marzo de 1966, que forzó la salida política de Sukarno y originó una represión con miles de víctimas mortales, principalmente entre los seguidores del Partido Comunista Indonesio (PKI).

Suharto, con más de 20 años en un poder ejercido autoritariamente y con gran influencia de los militares en la gestión del país, estrechó lazos económicos y políticos con Estados Unidos, y desea mejorarlos en un momento de caída de los precios del petróleo (que supone más del 60% de ingreso para la economía indonesia) y de cierto nerviosismo en los medios políticos en el poder, tras el cambio político producido en el vecino país filipino. Así lo demuestra, en opinión de diplomáticos occidentales con sede en Yakarta, la excesiva reacción del Gobierno indonesio al prohibir la entrada a periodistas australianos, incluidos los que cubrían para la televisión australiana la visita de Reagan, y la negativa de entrada a la corresponsal del diario The New York Times en Bangkok, todo ello en relación con artículos aparecidos en la Prensa de Australia y EE UU sobre casos de presunta corrupción económica en el equipo del presidente Suharto.

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