Los dramaturgos Alfonso Sastre y Alonso de Santos obtienen los Premios Nacionales de Teatro
El escritor Alfonso Sastre y el actor, director y dramaturgo José Luis Alonso de Santos han recibido los Premios Nacionales de Teatro correspondientes al año 1985, dotado cada uno de ellos con un millón de pesetas. Estos premios, creados por el Ministerio de Cultura con carácter anual, han sido concedidos por Javier Solana, ministro, del departamento, a propuesta de una comisión asesora formada por los miembros del consejo del teatro y presidida por José Manuel Garrido, director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música.
A Alfonso Sastre, que desde hace varios años vive en el País Vasco con su esposa, la escritora Eva Forest, esta concesión le parece un hecho insólito, ya que de no habérsele dado le podría parecer "injusto, pero habitual". Le alegra especialmente que se te conceda junto con un joven autor como Alonso de Santos. Para este último, el galardón lo recibe como representa'nte de una generación a la que pertenece y de la que piensa se le ha elegido como representante.Tanto José Luis Alonso de Santos como Alfonso Sastre han cosechado importantes éxitos de crítica y público como autores de dos de las obras más taquilleras de la temporada. El primero, con Bajarse al moro, que actualmente se representa en el teatro Fuencarral, y Sastre con La taberna fantástica, que tras su gira por Latinoaméricana vuelto al teatro Pavón.
Aparte de la alegría natural que supone recibir" un premio que le parece insólito, por lo desacostumbrado, Alfonso Sastre reconoce al recibirlo otra serie de sentimientos. "También puede haber un componente de cierta venganza de carácter colectivo con relación a ese tópico muy generalizado según el cual quienes escribimos hace 20 años en el contexto del franquismo habíamos sido sobre valorados, en la medida que teníamos esas posiciones antifranquistas, sin que a esa sobrevaloración correspondiera una verdadera calidad de nuestro trabajo".
Sastre sabe que en muchas ocasiones se ha dicho que en aquellos años no se había escrito nada que fuera trascendente a lo meramente político y coyuntural. "Una vez que se habían transformado las circunstancias parecía como si aquella literatura. hubiera caído en el abismo del olvido. Un texto como La taberna fantástica, como otros muchos escritos en aquellos años, merece la pena que sean conocidos y vistos. Si por aquí se abriera una puertecita para que se le concediera atención a la escritura teatral. de los años sesenta y setenta tendría un efecto muy beneficioso, porque esta obra no es un caso aislado, hay muchas otras llenando ese terrible departamento oscuro de lo que se ha llamado el teatro invisible que merece la pena que salgan a la luz".
Una década en el País Vasco, de donde no piensa moverse, y a donde se retiró a los 50 años, no le han alejado de su ciudad natal, Madrid, "ciudad con la que no he tenido nunca problemas por el hecho de no estar. Mis relaciones afectivas, cordiales y a veces patéticas, siguen siendo las mismas", dice. En el País Vasco acaba de terminar otra. obra teatral, un drama titulado Los últimos días de Enmanuel Kant, en el que habla de la muerte y la vejez del filósofo alemán y en el que Sastre reflexiona sobre el ocaso de la vida.
Cortar entradas
José Luis Alonso de Santos, que recibe el Premio Nacional de Teatro en igualdad de condiciones que Alfonso Sastre, a lo largo de su dilatada vida profesional siempre ha procurado, y continúa aún hoy haciéndolo, compaginar dentro del mundo del teatro el mayor número de especialidades posibles. En su largo encuentro con el teatro independiente hizo "de todo, hasta cortar entradas". Hoy se le conoce como autor, director, articulista, profesor de la Escuela de Arte Dramático, actor, ensayista y realizador de numerosas versiones de distintos autores. La noticia del premio la recibió en Valladolid, donde nació hace 42 años y adonde se había trasladado para ultimar detalles sobre el próximo, estreno de su versión en castellano de la ópera de Donizetti Enredos en la ópera. El autor piensa que el premio no sólo se debe al éxito obtenido con Bajarse al moro, dirigida al igual que La taberna fantástica por Gerardo Malla, sino , a la labor realizada a lo largo de su vida profesional "y fundamentalmente en representación de una generación, de: una serie de personas provenientes del teatro independiente que nos hemos incorporado en los últimos años al teatro más comercial y profesional. A ello hay que unir la enorme satisfacción que me produce recibirlo al lado de un autor consagrado como Alfonso Sástre. Nuestra generación sabe como nadie lo que este autor ha hecho por el teatro".El que a su edad se le conceda un premio de esta envergadura le produce una cierta preocupación a Alonso de, Santos. "Seguiré haciendo el teatro como hasta ahora, divirtiéndome. El teatro no es un sufrimiento, sino una diversión con la que me lo paso muy bien. No obstante, he de reconocer que me desborda un poco, aunque me estimula al mismo tiempo. Tendré que saltar esta tabla que me han puesto tan alta con los ojos; cerrados y seguir trabajando con el mismo espíritu que lo he hecho hasta ahora".
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