De libros, de Libia y demás
Los domingos, sin libros. Desde hace meses las quejas son continuas. EL PAÍS cambió la compaginación. Los lectores ya no encontraron en los domingos la habitual sección de Libros. Las quejas responden fundamentalmente a quienes sólo compran el periódico el último día de la semana y a quienes están en el extranjero y se han suscrito a los dominicales. Unos y otros son, según podemos comprobar, numerosos. Desde Santo Domingo, José Israel Cuello señala: "Para un ultramarino esto es particularmente grave, aunque el periódico en su conjunto mejora notablemente". Desde Móstoles la crítica es más dura, y Luis Gallegos señala: "Observo la menor calidad del periódico en su edición de los domingos. Se trata, sin duda, de la desaparición de algunas secciones de crítica de libros y colaboraciones científicas, que han pasado a otros días de la semana. Sólo quiero no abstenerme de opinar".Cartas coincidentes sobre el tema son de profesores de Niza -Gérard Lavergne- y Perpiñán -Jacques Issorel-, que amplían el espectro de nuestro pequeño muestreo sobre este tema. El responsable de esta sección, Lluis Basset, comenta las críticas que se le hacen sobre la supuesta pérdida de calidad del suplemento de Libros, señalada por algunos comunicantes por su lugar de confección -anteriormente se hacía en Barcelona-. Bassets es concreto: "El equipo básico que elabora el suplemento de Libros, que está bajo mi responsabilidad desde finales de 1983, no ha cambiado sustancialmente durante todo ese tiempo. Desde el pasado mes de octubre, en que el suplemento cambió de día de publicación, coincidiendo con la remodelación y ampliación de los suplementos, Libros se confecciona, efectivamente, en Madrid. Esto no afecta a la participación en el trabajo y en las tareas de coordinación del suplemento de los periodistas de la redacción de Barcelona en cargados de estas cuestiones".
Lectores hay que opinan asimismo que EL PAÍS pone especial énfasis en las reseñas y artículos de determinadas editoriales. Basset explica también en tomo a este tema: "Como responsable del suplemento, aseguro que ni editores ni ninguno de sus empleados, han utilizado cualquier tipo de vinculación con el periódico para conseguir un tratamiento de favor en las páginas de Libros, y que quienes trabajamos en el suplemento no actuamos sometidos a ninguna inducción ni reflejo con el objetivo de satisfacer a unos u otros editores".
De Libia
En los últimos días, el grave conflicto del Mediterráneo ha sido motivo para numerosas llamadas y cartas de los lectores al ombudsman. Para una compañera, periodista francesa, la queja se fundamentaba en que hemos titulado "hija adoptiva de Gaddafi" al hacer referencia a la criatura muerta durante el bombardeo americano. "¿Acaso una hija adoptiva no es una h¡ja?", nos escribe, y señala que EL PAÍS da a esta niña muerta una situación familiar de segunda.
Desde Logroño, Adolfo Bescós, manda carta urgente para señalar su disconformidad con un titular del periódico: Libia ataca una pequeña isla italiana. "Se magnifica la anécdota y se relega a un segundo plano la salvaje agresión yanqui al pueblo libio con cantidad de víctimas. No sé si convendrá conmigo que el proceder del periódico resulta un fraude a la mayoría de los lectores y una falta de ética, a la vez que yo entiendo existe en este caso un alineamiento político implícito con la posición del señor Reagan". El subjefe de la sección de Internacional, Peru Egurbide, considera que en ambos casos los lectores critican sin razón. EL PAÍS viene cubriendo in situ la crisis Libia con un enviado especial en Trípoli, su corresponsal en Beirut, y enviados especiales en Túnez, Lampedusa y Atenas.
El mismo día del bombardeo americano publicó un editorial que condenaba explícita, inequívoca y duramente la acción emprendida por Reagan, condena que se ha reiterado luego por dos veces más en la página de opinión del periódico. En el primero de esos editoriales (martes, 15 de abril) y en primera página del diario, se decía textualmente: "La acción bélica de Estados Unidos es no solo una ofensa al Derecho Internacional y una gravísima amenaza para la paz en el Mediterráneo, sino también una burla de sus aliados europeos". No parece que eso sea precisamente un alineamiento con la posición de Reagan.
Y demás
No sólo lectores, sino también vendedores de tiendas de discos, nos comentaron en las últimas semanas que en la crítica discográfica de EL PAÍS algunas veces se reflejaban novedades que no llegaban a España. Un último ejemplo ha sido una amplia crónica sobre una orquesta de saxófonos de concierto. Jordi Cervelló es el autor de estas críticas y reconoce que efectivamente en alguna ocasión ha divulgado discos que no están en el mercado español. Él los ha conseguido en el extranjero, y consideró que debía contar sus sensaciones, si bien reconoce que mientras no puedan ser comprados en nuestro país evitará mencionarlos, y cuando lo haga, señalará la salvedad para que los melómanos no los busquen inútilmente entre sus distribuidores habituales.
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