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VIOLENCIA EN EL MEDITERRÁNEO

Reagan cree que el bombardeo ha estimulado un golpe contra su enemigo

Francisco G. Basterra

La eventualidad de un golpe interno contra Muammar el Gaddafi, desde su propio Ejército, ha sido estimulada por el ataque aéreo contra Libia, dijeron ayer fuentes de la Administración de Ronald Reagan, que mostraron satisfacción por este resultado, que era uno de los objetivos del bombardeo. El presidente norteamericano dudaba ayer sobre el paradero de Gaddafi y afirmó que "está escondido esperando a que se acaben los disparos". El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, dijo: "Puede haber alguna gente descontenta con Gaddafi que esté tratando de tomar el asunto en sus manos, que han leído las lecciones" del ataque.

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Para fuentes independientes, la Administración de Reagan está confundiendo quizás los deseos con la realidad. Aún es prematuro apostar por un cambio de régimen.Durante algunas horas, el martes, la Administración llegó a pensar que el mercurial líder de la revolución verde había perdido el control de Libia, pero su aparición en televisión acabó con la fusión. Sin embargo, se sigue dudando de que esté firmemente al mando, y la Casa Blanca habla sólo de que "parece" controlar la situación. Su aparición en televisión únicamente ha confirmado que está vivo y sobrevivió al bombardeo, claramente dirigido, aunque se niegue oficialmente en EE UU, a acabar con él. Siete bombas estallaron en el interior de su cuartel- residencia, una de ellas a 70 metros de la tienda donde supuestamente se encontraba en la madrugada del martes. La transmisión de su discurso se hizo en blanco y negro y probablemente no desde los estudios centrales de Trípoli, y Gaddafi puede haberse retirado a su base del desierto de Sheba, en el interior del país.

Su desaparición fue recibida con alborozo por Washington, según se deduce de comentarios de altos funcionarios. Oficialmente, el secretario de Estado para Oriente Próximo, Richard Murphy, dijo ante el Congreso: "No estamos intentando asesinar a Gaddafi ni tratando de escoger el liderazgo que debiera tener el pueblo libio". Pero al mismo tiempo, La Voz de América, emisora de propaganda de EE UU, ha transmitido esta semana informaciones en árabe e inglés en la que se explicaba a los libios que han de esperar más ataques si siguen apoyando a Gaddafi. The New York Times reveló ayer una operación encubierta para derrocarlo.

Los bombarderos norteamericanos eligieron el cuartel general de Gaddafi en Trípoli y su área residencial como objetivos, y no los cuarteles del Ejército regular, para enviar así un mensaje a los militares de que su objetivo es estrictamente Gaddafi y su milicia revolucionaria. "Estamos satisfechos de que los ataques hayan encendido la oposición al régimen de Gaddafi y desencadenado, al parecer, la acción de elementos rebeldes en Libia", dicen fuentes de la Administración de EE UU. Los tiroteos producidos durante toda la jornada del martes en Trípoli indican que "hubo Algún tipo de rebelión, aunque no sabemos ni su seriedad ni amplitud".

Cuarteles sublevados

Las cadenas de televisión. norteamericanas dieron como seguro que algunas unidades de la aviación despegaron el martes para atacar, por orden de Gaddafi, cuarteles sublevados. La noticia no fue confirmada por la Casa Blanca. En la madrugada del ataque contra Trípoli y Bengasi, Gaddafi dio al parecer órdenes a los Mig de la base de Sirte de despegar para enfrentarse a los norteamericanos, pero la orden fue desobedecida.El malestar en el seno del Ejército profesional, que Gaddafi trata de contrarrestar infiltrándolo con sus milicias revolucionarias, es algo ya sabido, y Estados Unidos admite que mantiene "contactos periódicos" con los opositores de Gaddafi en el interior de Libia. "Pero tratar de trabajar con ellos es muy difícil", debido al eficaz aparato de seguridad, dirigido por expertos de la República Democrática Alemana, y a la incertidumbre sobre el tamaño, la fuerza y la fiabilidad de estos grupos, afirmó un alto funcionario de la Casa Blanca citado por The New York Times. Existen, añadió, grupos "más moderados" en el Ejército libio, con los que intenta contactar Washington, otros prosoviéticos y un tercer sector de "extremistas en la tradición shií". "Tenemos que ser muy cuidadosos. No podemos controlar, pero sí influir en la situación".

Uno de los peligros de un golpe militar es situar en el poder a unos oficiales menos imprevisibles que Gaddafi, pero más próximos y fiables para Moscú. Reagan, además de mantener la presión militar sobre Gaddafi, ha insistido en que vólverá a actuar aunque no responderá a cada nueva "provocación terrorista". Estados Unidos reavivará las operaciones encubiertas, con instrumentos menos visibles que la utilización de la VI Flota para desestabilizar.

[Al menos 13 helicópteros, aviones de combate y transporte, de fabricación soviética, fueron dañados o destruidos durante el ataque norteamericano, informó ayer el Pentágono. En el primer recuento oficial de los daños ocasionados, el portavoz Bob Sims señaló que fueron lanzadas cuatro bombas de 1.000 kilos sobre el "cuartel general" desde donde se controlaban operaciones "terroristas" en Trípoli. Sims aseguró que Gaddafi "no era el objetivo del ataque", sino que éste se centró en el "cuartel general". En la operación tomaron parte 18 aviones FB- 111 procedentes de sus bases en el Reino Unido y 14 A-6 que despegaron de los portaviones America y Cora Sea. De ellos, 13 FB- 111 y 12 A-6 lanzaron bombas a bajo nivel y otros cinco bombaderos abortaron sus acciones antes de llegar a su objetivo. Sims también señaló que los dos pilotos del avión FB-111 perdido durante el ataque se consideran "muertos en acción" en lugar de "desaparecidos", informa Efe.

Por otra parte, múltiples falsas alarmas de colocación de bombas se produjeron ayer en la Casa Blanca, el Departamento de Esta do norteamericano y en el Congre so, informa la agencia France Presse.]

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