El fracaso de Contadora
Ruego la publicación de estas líneas en el espacio Cartas al director, con las que quisiera salir al paso de la opinión vertida en el editorial del día 10 de abril sobre El fracaso de Contadora. Considero que sus conclusiones finales son, cuanto menos, erróneas, al pretender hacer recaer sobre el Gobierno de Nicaragua toda la responsabilidad en el fracasó de la gestión de Contadora. No debe calificarse la negativa de Nicaragua a la firma del Acta como una actitud injustificable que hace inviable la pacificación de la región.Es obvio que Contadora supone actualmente la única vía de solución pacífica al conflicto centroamericano. Pero tampoco es absurdo ni injustificable que hoy Nicaragua exija el cese de la agresión de la contra antes de comprometerse en la firma del Acta.
Es seguro que el editorialista, aunque no lo mencione, no desconoce el hecho de que uno de los compromisos más importantes contenidos en el Acta de Paz es la reducción y control de efectivos militares y armamentos, por parte de los Estados firmantes, y no sólo de la presencia militar extranjera.
En el supuesto de que el Acta fuera suscrita por los Gobiernos centroamericanos, éstos deberían proceder a esa reducción, admitiendo el control y verificación que el propio Acta prevé. De esa manera veríamos que mientras Nicaragua acometiera el cumplimiento de estos compromisos -y admitiendo que el resto de los países centroamericanos hicieran lo propio-, un ejército de 15.000 hombres, modernamente pertrechado e instalado en las fronteras de uno de los países firmantes -Honduras-, se encontraría a la espera de recibir la inyección de 100 millones de dólares de la Administración norteamericana. Esto, lejos de contribuir al acuerdo de reducción de armamentos en la región, supondría una escalada armamentista -helicópteros, misiles, carros de combate...- de tales dimensiones que los acuerdos de Contadora serían una simple ficción. Mientras tanto, se le estaría pidiendo el país víctima de esa escalada militar, Nicaragua, que se desarme y reduzca sus efectivos.
¿Podría exigirse al Gobierno de Honduras que, cumpliendo los compromisos del Acta de Paz, procediera a la reducción y control de la contra, presente en su territorio, cuando oficialmente niega su propia existencia? O, por el contrario, ¿no es el Gobierno de Estados Unidos el que, con su empeño en incrementar el poderío militar de ese ejército antisandinista, está condenando al fracaso la gestión de Contadora; aún eñ el supuesto de que el Acta de Paz fuese suscrita por todos los Gobiernos centroamericanos?-
Vicepresidente general de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Enfrentamientos
- Grupo Contadora
- Nicaragua
- Contra nicaragüense
- Honduras
- Política exterior
- Centroamérica
- Revolución Sandinista
- Estados Unidos
- Caribe
- Guerrillas
- Revoluciones
- Acción militar
- Guerra
- Organizaciones internacionales
- Historia contemporánea
- América
- Conflictos políticos
- Conflictos
- Historia
- Partidos políticos
- Relaciones exteriores
- Política