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Enfrentamiento abierto entre los sindicatos peronistas y el Gobierno de Raúl Alfonsín

En un último intento por evitar la nueva huelga general que se apresta a declarar la Confederación General del Trabajo (CGT), de orientación peronista, el presidente del Gobierno radical, Raúl Alfonsín convocó a los dirigentes gremiales para discutir las propuestas de alternativa al Plan Austral y aceptó la renuncia del ministro de Salud y Acción Social.

El consejo directivo de la CGT, la central única de los trabajadores argentinos, propondrá hoy al plenario de delegados que la próxima huelga general sea de 48 horas y se cumpla entre el jueves 24 y el viernes 25 de abril. Sería éste el sexto paro que la CGT declara contra la política económica del Gobierno radical desde que asumiera el poder en diciembre de 1983.La extensión de la huelga fue ampliada de 36 a 48 horas en respuesta a los discursos del ministro de Economía, Juan Sourrouille, y de Trabajo, Hugo Barrionuevo, en los que se anunciaron aumentos de precios y salarios, entre otras medidas económicas y laborales. La escalada de la confrontación se mantiene a pesar de los esfuerzos de funcionarios del Gobierno y dirigentes gremiales que insisten en un diálogo, hasta ahora, voluntarista e inútil.

Buenos Aires vivió el miércoles un clima de alta tensión. La ciudad volvió a quedar bloqueada por la protesta de los taxistas, que reclaman un aumento de tarifas, y hubo serios enfrentamientos entre los conductores y la policía encargada de desalojar los cientos de autos que produjeron un impresionante atasco en todo el centro.

Iniciativa de Alfonsín

A esa hora se sucedían las reuniones de legisladores radicales con dirigentes gremiales y políticos del peronismo. Pero fue el propio presidente Alfonsín el que tomó la iniciativa de forma imprevista: en el aeropuerto, mientras aguardaba la llegada del presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, Alfonsín declaró que "el Gobierno invita a los dirigentes gremiales a discutir lo que piensa y lo que ellos proponen". Dos horas después se conocía la decisión presidencial de aceptar la renuncia del doctor Aldo Neri, el ministro de Salud y Acción Social, un funcionario que se había enfrentado a la CGT en su intento de suplantar las obras sociales de los sindicatos por el llamado Seguro Nacional de Salud.La invitación de Alfonsín fue aceptada por Saúl Ubaldini, el líder de la CGT , que también deseaba una tregua en la escalada de confrontación con el Gobierno. Un alto funcionario reconoció ayer la preocupación oficial por los signos de autoritarismo que se detectan tras las justas reclamaciones de la central obrera.

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