El misterio envuelve el rescate de 16 marineros libios por un petrolero español
Los responsables militares de la base naval de Trípoli no pudieron agradecer personalmente el pasado martes día 15 al capitán del petrolero español Castillo de Chicote la entrega de los 16 marineros libios recogidos en alta mar, tras los combates aeronavales de Sirte, porque la entrega se efectuó a un misterioso remolcador supuestamente perteneciente a los servicios portuarios y no a una patrullera de la Armada, comisionada oficialmente para el acto de entrega, según informaciones obtenidas en la capital libia.La Marina libia no llegó a alcanzar al mercante español y tuvo que depositar una serie de presentes y regalos, con los que se pretendía saldar de forma amistosa y particular el gesto humanitario de la embarcación española, en la cancillería de España en Trípoli, que se encargará de enviarlos en breve a la naviera, la empresa nacional Elcano. Libia anunció días después del rescate que iba a presentar públicamente a la Prensa a los marineros, que aseguran pertenecen a un pesquero, lo que no ha hecho todavía.
La operación oficial de recogida de los marineros se organizó entre el cónsul de España, Federico Torres, y los responsables de la base naval de Trípoli. Las autoridades militares y el cónsul español embarcaron en una lancha de la marina de guerra y pusieron rumbo a alta mar, concretamente fuera de la bocana del puerto de Trípoli, ya sobrepasadas las 12 millas de aguas de soberanía. Cuando la lancha militar, en la que navegaba el cónsul, avistó al Castillo de Chicote, éste tenía ya rumbo puesto en dirección a España. El cónsul se puso en contacto por radio con el capitán del petrolero español, Luis Asiáin, quien le comunicó que ya había entregado a los marineros libios a un remolcador del puerto.
La sorpresa no sólo se la llevaron los responsables militares y el propio cónsul español, sino también el jefe del puerto de Trípoli, que viajaba a bordo de la lancha militar, y un grupo de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión libios preparados para filmar la entrega. Frustrada la operación, el jefe de la base naval le agradeció, de forma personal, al cónsul español el gesto humanitario del Castillo de Chicote y le entregó los regalos, consistentes en platos, metopas y relojes con la silueta grabada de Gaddafi, para que se los hiciera llegar a la naviera española.
Este misterioso suceso ha incrementado la confusión en torno a la verdadera historia de estos supervivientes rescatados en alta mar y dentro del paralelo 32º 30'. Trípoli se niega a reconocer que pertenezcan a una de las patrulleras que EE UU asegura que hundió en sus bombardeos y, en cambio, afirma, pese a que los marineros tenían aspecto militar, que pertenecían a un pesquero bombardeado.
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