Aumentan las posibilidades de recuperación de Juan Carlos Delgado con su nuevo hígado

Las posibilidades de recuperación de Juan Carlos Delgado, el niño sometido a un trasplante de hígado a los 20 días de haber recibido un nuevo corazón, han aumentado al conocerse los resultados de las pruebas cruzadas para conocer la compatibilidad de su organismo con el nuevo hígado. Juan Carlos continuaba sedado ayer por la tarde y con respiración asistida, pero respondía bien a la medicación, y su estado era satisfactorio, dentro de la gravedad.

Juan Carlos Delgado está teniendo hasta el momento un posoperatorio estable, con un buen funcionamiento del hígado y manteniendo las funciones cardiorrespiratorias, aunque está muy hipertenso. Despertó de la anestesia a las tres horas de la intervención, pero se le sometió a sedación de nuevo para evitar que se moviera excesivamente a causa de las molestias que origina la intubación endotraqueal.El equipo médico que realizó la intervención estaba satisfecho de la evolución del posoperatorio. Las posibilidades de éxito y el desarrollo de la intervención quirúrgica a que fue sometido Juan Carlos Delgado eran casi una incógnita, al ser éste el primer trasplante de hígado que se realiza en un organismo que vive con un corazón ajeno. Los riesgos quirúrgicos y de hemorragias en un trasplante de hígado son mucho más elevados que en el cardiaco, según Javier Álvarez Cienfuegos, coordinador de trasplantes en la clínica Puerta de Hierro.

El trasplante hepático supone una "agresión" quirúrgica para el organismo tan fuerte que pone en crisis a todos los demás órganos. Cada célula hepática realiza 1.500 funciones metabólicas diferentes. El hígado, el órgano más importante después del cerebro, es la gran central química del cuerpo, el encargado, entre otras cosas, de depurar los tóxicos del organismo. Tras una intervención tiene que funcionar pronto y bien.

La operación de trasplante de hígado es especialmente larga y tediosa. En el caso de Juan Carlos Delgado se alargó aún más tiempo de lo habitual porque el corazón que se le había trasplantado hace 20 días no podía responder como vino normal a la agresión quirúrgica de la operación.

Juan Carlos Delgado estaba aquejado de una hipercolestiremia, enfermedad congénita muy poco frecuente, que le producía una alteración en el metabolismo del colesterol causante de su grave afección cardiaca, por lo que tuvo que ser sustituido el corazón antes que el hígado. Para evitar el deterioro de ese nuevo órgano era urgente realizar el trasplante de hígado, pero éste tuvo que retrasarse en dos ocasiones; una de ellas, hace una semana, porque el niño sufría una grave crisis de rechazo.

En estos momentos existen otros siete niños en la clínica Puerta de Hierro pendientes de un trasplante a corto plazo y otros 20 que pueden esperar algo más de tiempo. Los resultados del trasplante hepático son más satisfactorios en niños que en adultos, en parte porque es más fácil calcular los riesgos de la intervención. El estado físico de Juan Carlos Delgado era bueno, y si se recupera le quedarán como secuela unas placas de arteriosclerosis que se le formaron por el exceso de colesterol.