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Hassan II reafirma la 'vocación occidental' de Marruecos a los 25 años de llegar al trono

Marruecos se encuentra inmerso en los preparativos del que se pretende sea el acontecimiento más sonado y solemne de los últimos tiempos: la conmemoración, prevista para el próximo 3 de marzo, del 25º aniversario de la subida al trono del rey Hassan II. El Gobierno de Rabat intenta que esta efeméride contribuya a reforzar, de cara a Estados Unidos y a la Europa comunitaria, la vocación occidental y moderada del régimen.

La conmemoración se produce en un momento en el que, desde el otro lado del Magreb, Argelia pretende aislar aún más a Marruecos del resto de África, al intentar que Libia, una vez saldada su deuda con Túnez, retorne a sus primitivas posiciones de apoyo material a las tesis de independencia del ex Sáhara español.Hans Dietrich Genscher, ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, ha sido despedido con un despliegue inhabitual de la Prensa y la televisión, ésta última, desde hace varias semanas, claramente afrancesada y con una programación globalmente occidental. Genscher ha encontrado en un Marruecos ansioso por mejorar sus relaciones y encontrar apoyo económico y político de la Comunidad Europea, unas atenciones inusitadas.

La visita de Genscher y la posición moderadora del rey Hassan II semanas atrás en el conflicto entre Libia y Estados Unidos, países a los que brindó su mediación, es síntoma suficiente de lo que persigue Marruecos: el apoyo de Occidente. De hecho ya existe este apoyo: ningún país de la CE, a excepción de España, ha votado en las Naciones Unidas a favor de las tesis argelinas sobre el futuro del ex Sáhara español. En este momento, militarmente, debido al sistema defensivo de los muros, Rabat descansa de la pesadilla de la guerra, en tanto que Libia, aliado desde 1984, se desvía hacia su vecino argelino.

Sin embargo, pese a este apoyo sólido de Occidente a Marruecos, con Francia de principal valedor, "preocupa bastante" en medios políticos marroquíes cualquier desequilibrio en la actual política de los ejes Rabat-Trípoli y Argel-Nuakchott-Túnez.

Gaddafi y Chadli

Fue el primer ministro tunecino, Mohamed Mzali, tal vez confiado en que el reciente encuentro entre Muammar el Gaddafi y Chadli Benyedid, en la localidad argelina de In Amenas, pudiera servir para que Trípoli cediera en su contencioso con Túnez, el que desenterró la vieja y siempre fracasada idea de una cumbre magrebí. Pero fue Argelia la que impuso como condición, caso de celebrarse la reunión, que se efectuara "a seis partes", o sea, incluyendo a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).Marruecos no reaccionó oficialmente, pero comenzó a reinar la preocupación, especialmente porque desde Rabat se veía que Argelia era la verdadera triunfadora del encuentro de In Amenas. Por tres motivos: la reunión fue a petición de Libia; se celebró en un lugar fronterizo de soberanía argelina, pero reivindicado por Trípoli; ya su término, pese a que ninguno de los dirigentes suscribieron un comunicado conjunto, el Gobierno argelino, a través de un comentario oficial difundido por la agencia APS, hizo una valoración muy peculiar, destacando entre los puntos relevantes de lo tratado la coincidencia de posiciones entre Gaddafi y Benyedid sobre el futuro del Sahara.

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El ir y venir de dirigentes libios a Argelia o de argelinos a Libia ha puesto en estado de alerta a las fuerzas políticas marroquíes. Al contrario de lo ocurrido días antes del encuentro entre Muammar el Gaddafi y Chadli Benyedid -sobre el que fue informado previamente el rey Hassan II en un viaje relámpago que hizo a la capital marroquí, 48 horas antes, el ministro de Asuntos Exteriores libio, Abdelsalam Triki- estas fuerzas políticas marroquíes no ven gestos o detalles similares. Y ello cuando, tanto Marruecos como Libia, se encuentran inmersos, al menos aparentemente, en una misma alianza -el Tratado de Uxda- y están comprometidos, por mera cuestión de cortesía, a informarse mutuamente los pasos que dan en la región.

Luna de miel

Curiosamente, toda esa luna de miel entre Argel y Trípoli, que califican de "interesada y dirigida por Argel en beneficio propio y de su política", se está produciendo a escasos días de otro acontecimiento festivo en la zona, el décimo aniversario de la constitución de la República Araba Saharaui Democrática.Esta efemérides se va a celebrar, también con solemnidad y con invitados de honor de África y América Latina, en los territorios controlados por el Frente Polisario al sur del límite fronterizo de Tinduf.

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