Vayamos por partes
La razón del éxito de la película Re-animator, basada en un texto del escritor H. P. Lovecraft hay que buscarla en su oferta de imágenes y situaciones nuevas, hasta ahora no vistas, servidas con esmerado realismo. Nunca un cuerpo troceado había intentado hacerle el amor a otro, desnudo y maniatado pero. sobre todo aterrorizado ante una cabeza suelta y una boca besucona que se pasea por donde quiere, siempre sostenida por las manos del cuerpo decapitado.Este amante por partes es un resucitado, peculiar fruto del furor investigador del clásico científico loco capaz de transgredir todas las normas divinas y naturales, ya que se empeña, blandiendo una jeringuilla fosforescente a modo de terrible y vivificadora arma, en volver a poner en circulación cadáveres particularmente deteriorados: cuerpos con la columna partida, la cara desfigurada o alguna extremidad amputada. Ya se sabe, es aquello de los monstruos que engendran los sueños de la razón...
Re-animator
Director: Stuart Gordon. Intérpretes: Bruce Abbott, Barbara Crampton, David Gale, Robert Sampson, Jeffrey Combs. Guión: Dennis Paoli, William J. Norris y Stuart Gordon, a partir de un relato de H. P. Lovecraft. Fotografía: Mac Ahlberg. Música: Richard Band. Efectos especiales: Anthony Doublin, John Naulin y Christian Peters. Estadounidense, 1985. Estreno en Palacio de la Prensa, Vergara y Versalles. Madrid.
El cine fantástico, con todas las características propias del género mientras fue un asunto de presupuestos reducidos, buscaba la poesía entre los monstruos, entre lo diferente e inexplicable, exploraba el lado oculto de personas y cosas. Para esa exploración le bastaba con la imaginación de los guionistas, la belleza superreal de unos decorados cuya coherencia quedaba al margen de la Historia con mayúscula para sólo preocuparse por la historia misma del filme, y con el talento de unos pocos directores capaces de fabricar espacios y mundos nuevos con la ayuda de unos proyectores, unos cuantos árboles falsos y una banda sonora que sugiere todo lo que no conviene mostrar.
Era el imperio de la fantasia y a veces del terror. Ahora los cineastas estadounidenses -y los productores, y el público, y...- hablan del horror como superación del terror, expresando el primer concepto una pasión por el realismo -entendido en tanto que credibilidad y perfecta correspondencia entre referente y referido- y la sangre que es extraña al viejo terror, mucho más elíptico. Al margen de que la distinción aparezca confusa en castellano, pues la idea de horror corresponde á un miedo menos físico y más espiritual, lo único cierto es qué Re-animator es un telefilme -ése es el estilo narrativo del producto- en el que se ha cuidado todo cuanto contribuye a crear aversión o a divertir a los espectadores más curtidos. Para ello no se ha dudado en filmar una auténtica autopsia con trepanación incluida, en sustituir la hemoglobina por sangre de vaca o en procurarse un intestino humano para sacar una, copia perfecta en poliéster.
Crueldad
En los títulos de crédito de Re-animator figura un diseñador de vísceras. Con eso queda todo dicho y ya no hace falta seguir por partes, porque esa obsesión por trocear el cuerpo -compartida con el cine porno-, incluso a la hora de elaborar los equipos artísticos, lo explica todo con mayor claridad que. cualquier disquisición sobre el plus de crueldad que se deriva de la masificación de la imagen a través de televisión.Quede constancia, sin embargo, de que dos de los excelentes artesanos empeñados en la fabricación de muñones y labios partidos son valencianos, antiguos maestros falleros, quién sabe si prematuramente emigrados ante la posibilidad de que san José pierda su carácter de santo festivo para todos.
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