Los obispos catalanes piden a los católicos españoles comprensión para la realidad nacional de Cataluña

Los obispos de la Conferencia Tarraconense, compuesta por las ocho diócesis catalanas, han redactado el documento Raíces cristianas de Catalunya, hecho público ayer, en el que esperan que las instituciones autonómicas que han retornado "sean vividas, no como una moda, sino como respuesta a unas aspiraciones históricas, profundas e irrenunciables". "Querríamos que fuesen principalmente nuestros hermanos católicos de otros pueblos de España", añade el texto, "los primeros en comprender y acoger estas aspiraciones". Este es el primer texto sobre el tema elaborado por los obispos catalanes.El documento de 32 páginas, analiza diversos aspectos de la realidad catalana desde la cultura, hasta el pluralismo. El texto cuenta entre sus premisas con "la satisfacción por el progreso de la libertad", de cuyo advenimiento muchos cristianos "han sido artífices esforzados y valerosos a lo largo de años difíciles".

Los obispos afirman que es un deber pastoral suyo "ayudar a clarificar el tema de la identidad nacional catalana "que tanta polémica y tantos apasionamientos suscita en algunos ambientes, con frecuencia sobre todo a causa de la terminología". La Conferencia Tarraconense ve que la "necesaria clarificación" entre los términos Estado y nación no debe reducir los "vínculos de fraternidad y solidaridad entre los pueblos de España a unas relaciones puramente administrativas". "Muchos interpretan la afirmación de nacionalidad como una vindicación de un Estado aparte, cosa que en realidad no es una cosa necesaria. Un Estado puede, con una adecuada organización, lograr en su interior la convivencia y el progreso de diversas naciones...".

Con citas del que fuera presidente de la Mancomunitat, Enric Prat de La Riba, y del autor de La Tradició catalana, el obispo Torras i Bages, el documento señala que "como obispos de la Iglesia en Cataluña, encarnada en este pueblo, damos fe de la realidad nacional de Cataluña plasmada a lo largo de un milenio de historia y también reclamamos para ella la aplicación de la doctrina del magisterio eclesial: los derechos y los valores culturales de las minorías étnicas dentro de un Estado, de los pueblos y de las naciones o nacionalidades, han de ser respetados absolutamente e incluso promovidos por los Estados, los cuales no pueden, de ninguna manera, según derecho. y justicia, destruirlos o asimilarlos a otra cultura mayoritaria". Respecto al papel jugado por la Iglesia en Cataluña, los obispos recuerdan la aportación de intelectuales cristianos a Cataluña, pero afirman no querer ocultar algunos ejemplos negativos de los que destacan "la instrumentalización que los poderes temporales han pretendido hacer, a menudo con éxito, de la Iglesia", así como de las interferencias "de instancia eclesiales foráneas en la Iglesia del país, a caballo de la política".

Asimismo, califican de "auténtico via crucis" la "cruenta persecución religiosa", que sufrió la Iglesia con motivo de la Guerra Civil, aunque consideran injusto "el desmantelamiento draconiano que sufrió la Iglesia catalana en 1939".

Los obispos consideran que el nacimiento, la historia y la cultura catalanas están impregnadas de cristianismo. A ello, no obstante, añaden que "la sociedad catalana es plural, también religiosamente". Tras citar la diversidad de confesiones y de opciones filosóficas afirman que "es necesario que todos convivamos en la tolerancia y el respeto mutuo", elemento que, a juicio de los observadores, ha sido una de las constantes de la Iglesia en la Cataluña actual, que los obispos califican de "tierra anhelante de modernidad".