_
_
_
_

El Capitolio romano, en parte obra de Miguel Ángel, corre el riesgo de derrumbarse

Juan Arias

El Capitolio de Roma, sede del Ayuntamiento, joya arquitectónica de Miguel Ángel, gloria de la capital, que había sido levantado sobre el edificio del Tabularium edificado en el siglo I, se está tambaleando y podría ser evacuado en los próximos meses. Pese a ser un problema conocido, aunque no su gravedad, la noticia ha alarmado y preocupado a todos, porque Roma sería inconcebible sin el espectáculo del Capitolio, delicia de las miradas de romanos y turistas de todo el mundo y hoy sede sentimental de cuantos contraen matrimonio civilmente.

Desde hace tiempo se había empezado a temer porque los viejos cimientos empezaban a ceder. En 1980 el problema se había agravado tanto que el alcalde de Roma había nombrado una comisión de peritos para que estudiaran la situación.En 1983, el catedrático Raimondo Cavallo, coordinador. del equipo de técnicos, afirmó que los primeros resultados de la investigación "eran alarmantes". El lado del Palazzo Senatorio, que mira al Foro romano y tiene 60 metros de altura, aparecía separado del interior. También los pilares del Tabularium aparecían muy reducidos debido a la erosión. Se descubrió además que caían trozos de piedra tanto de las partes laterales como de las torres que rodean el palacio.

La cúpula de la sala de Julio César, donde se reúnen los concejales, ofrece también hoy pocas garantías de conservación. Está inclinada 50 centímetros hacia la plaza del Capitolio, donde está la torre con la campana, que representa toda una leyenda, ya que suena cada vez que se elige a un nuevo alcalde.

Los técnicos afirman que ciertamente no existe el peligro inmediato de que el edificio de Miguel Ángel se pueda caer de un día a otro, pero afirman al mismo tiempo que no se puede esperar más, ya que la peligrosidad ha llegado a límites extremos y bastaría un pequeño terremoto para que entonces sí pudiera desintegrarse como un azucarillo.

Hace años, cuando se había empezado a advertir que los cimientos del Capitolio empezaban a chirriar, se había propuesto una cura a base de resinas muy fuertes para consolidarlo, pero todo acabó en agua de borrajas en una Roma donde la burocracia, y todo, tiene ritmo de eternidad.

Las razones

El motivo de fondo de la enfermedad del Capitolio es que los romanos que habían construido el Tabularium para conservar los archivos de Roma sobre el cual se construyó a partir de 1143 el actual edificio de la sede central del gobierno de la capital no lo habían levantado sobre roca, sino sobre un material lacustre con fondo movedizo. Durante los siglos, el edificio había sido muchas veces remendado, modernizado, rehecho completamente en algunas de sus partes. Además, el Tabularium, durante siglos, fue un simple depósito de sal, la cual, disuelta en profundidad, penetraba en el subsuelo. Más tarde, al subir a la superficie, con el contacto del aire volvía a solidificarse, resquebrajando las superficies sobre las que se depositaba.La profesora Anna María Sommella, arqueóloga del Ayuntamiento, ha afirmado que la investigación ha podido comprobar que "todo el edificio carece de conexión estructural". "La fachada sobre el Foro no está unida al resto del edificio. Los materiales con los cuales a través de los siglos han sido añadidas nuevas partes al edificio son incoherentes entre sí". Y ha añadido que las obras de restauración son urgentes y que es preciso evacuar cuanto antes el edificio, llevándose los 1.200 empleados que allí trabajan a otro edificio de la ciudad.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_