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El Parlamento Europeo inicia hoy sus sesiones de este año, con la presencia de diputados de España y Portugal

Andrés Ortega

El Parlamento Europeo abre hoy en Estrasburgo su primera sesión del año, en la que por vez primera estarán los 60 europarlamentarlos españoles y los 24 portugueses. Esta llegada cambia en parte la fisonomía de la Asamblea. Los 36 socialistas españoles forman la delegación nacional de un partido más nutrida de la Cámara. El Grupo Socialista del Parlamento Europeo, con 172 escaños, sigue siendo el predominante, aunque la izquierda no logra una mayoría absoluta.

Los eurodiputados ibéricos inauguran una nueva forma de viajar que puede tener consecuencias políticas. Un avión (dicho sea de paso, un aparato de una compañía francesa) les llevará hoy de Lisboa a Madrid y a Estrasburgo. Aterrizará en esta ciudad a las 14.10. El viernes les llevará de regreso. Así ocurrirá en cada sesión plenaria mensual. Con ello, se verán prácticamente obligados a permanecer en Estrasburgo durante toda la sesión, práctica que no suelen seguir sus colegas europeos. A la hora de votar, indicaron medios del Parlamento Europeo, los ibéricos serán, sin duda, más numerosos- por el simple hecho de estar ahí, con lo que su actitud será a menudo decisiva.El panorama de la integración de los eurodiputados españoles en los diferentes grupos está ya claro, con la excepción de José María Lafuente-López, del ala liberal de Coalición Popular. Los socialistas formarán parte del Grupo Socialista. En el Partido Popular Europeo (PPE, democristiano) entrarán los dos miembros del Partido Nacionalista Vasco (después de la decisión del pasado jueves), tres representantes del Partido Demócrata Popular, uno de Convergencia Democrática de Catalunya, y Leopoldo Calvo Sotelo, de Unión de Centro Democrático (UCD), aunque éste aún no lo ha anunciado públicamente. El diputado de Unió Democrática de Catalunya y el otro miembro de UCD se sentarán con el Grupo Liberal.

Los 13 parlamentarios de Alianza Popular engrosarán las filas de los Demócratas Europeos, junto con conservadores británicos y otros. Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra, irá al Grupo Arco Iris, de ecologistas y regional-nacionalistas. No habrá ningún español entre Ios comunistas ni entre las Derechas Europeas de Jean-Marie Le Pen. La actual representación española se mantendrá hasta que se celebren las elecciones directas al Parlamento Europeo, previstas para 1986.

La nueva distribución de fuerzas en la Cámara será la siguiente: 172 socialistas, 118 del PPE democristiano, 63 conservadores-demócratas europeos, 46 comunistas, 42 liberales, 30 gaullistas y asimilados, 20 de Arco Iris, 16 de extrema derecha y 11 no inscritos.

Ésta es una Cámara con pocos poderes -sólo tiene coautoridad con el Consejo de Ministros de la Comunidad Europea (CE) en el terreno presupuestario-, aunque los aumentará cuando se ratifique la reforma del Tratado de Roma.

La participación de los españoles en las comisiones de la eurocámara está prácticamente ultimada, y la repártición se anunciará probablemente el lunes. Con la ampliación, los vicepresidentes pasarán de 12 a 14. Los socialistas españoles aspiran a ocupar una de ellas. Portugal quiere otra, lo que no es sencillo, dado que estos cargos no se reparten simplemente por países (en la actualidad no hay ningún belga ni luxemburgués).

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La sesión debatirá cuatro grandes cuestiones, además de la acogida de los nuevos llegados. El presidente del Parlamento, Pierre Pflimlin, pronunciará unas palabras esta tarde en este sentido.

La presidencia holandesa del Consejo presentará su programa para este primer semestre de 1986. El Parlamento debatirá la reforma de la política agrícola común y discutirá el informe sobre al auge del racismo y del fascismo en Europa. Bandrés no ha perdido tiempo: entre las mociones propuestas para debate con carácter de urgencia ha presentado una sobre la muerte de Mikei Zabalza y el problema de la tortura en España.

Algunos de estos informes no existen aún en español o portugués, por lo que técnicamente los eurodiputados ibéricos podrían negarse a que se votaran.

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