La desaparición de Juan Rulfo abre las especulaciones sobre su posible obra inédita
El 'Llanto por Sánchez Mejías' despidió al autor
La muerte de Juan Rulfo, ocurrida al atardecer del pasado martes en su domicilio de México, ha abierto la puerta a múltiples especulaciones sobre una eventual obra inédita, de cuya existencia, sin embargo, no hay prueba alguna. El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca, recitado a modo de oración fúnebre, simbolizó la despedida de¡ escritor por parte de la intelectualidad de su país, en un acto solemne celebrado en el palacio de Bellas Artes el miércoles a mediodía, con la, asistencia de Miguel de la Madrid, presidente de México.
"Nadie puede continuar su obra, ni él mismo se atrevió a hacerlo", declaró a Efe Juan José Arreola, director en los años cuarenta de la revista Pan, en la que Rulfo publicó sus primeros relatos, que posteriormente serían algunos de los 17 que componen El llano en llamas. Sin embargo, no todo el mundo comparte la veneración de Arreola, y el mundo cultural mexicano especula sobre los papeles de Rulfo por si hubiera alguna narración inédita.Durante cierto tiempo, desde 1955, fecha de publicación de Pedro Páramo, Juan Rulfo habló de la narración sobre la que estaba trabajando, y que se llamaba La cordillera. La editorial mexicana Fondo de Cultura Económica anunció ayer la edición de las obras completas de Rulfo, junto con sus guiones de cine y eventualmente, si existe, alguna nueva narración. Según Efe, en 1983, cuando le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias, negó a un periodista de esta agencia que hubiera dejado de escribir cuentos. Dijo disponer de un centenar de ellos y apuntó la posibilidad de editarlos.
Explicó que su manía de corregir sus textos de creación, junto a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, retrasaban indefinidamente la entrega de sus manuscritos al editor.
Declaró incluso, según la agencia, que un posible título para ese libro sería El hombre de las muletas de hule; este cuento, en concreto, trataría de asuntos rurales trasladados a la ciudad. Al parecer, toda la historia transcurre en un tren de pasajeros, pero el narrador se reservó el resto de la historia.
Hasta el momento no hay pruebas de la existencia de ningún manuscrito, ni siquiera inconcluso. Rulfo rehuía por lo general el con tacto con los periodistas, y, según diversos testimonios, en sus reuniones de sociedad le molestaba que le preguntaran cuándo pensaba publicar de nuevo. Además perdía el interés por la obra una vez escrita. Al parecer, en su faceta de antropólogo, últimamente le interesaba el fenómeno de la frontera de México con Estados Unidos, donde se produce un mestiza je cultural, con predominio de la cultura mexicana.
"Estarnos con un cuerpo presente que se esfuma con una forma clara que tuvo ruiseñores, y la vemos llenarse de agujeros sin fondo". Los versos del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de García Lorca, fueron recitados en el acto fúnebre, en el palacio de Bellas Artes, por Miguel Limón Rojas, director del Instituto Nacional Indigenista, donde trabajó Juan Rulfo durante los últimos 20 años.
El cuerpo de Juan Rulfo descansaba en un féretro gris, con una cruz al frente, rodeado de cuatro grandes cirios. Fue colocado en el pórtico de entrada del palacio de Bellas Artes, en el centro de México. Durante hora y media cientos de personas desfilaron ante el féretro, en homenaje al fallecido. Posteriormente el cuerpo, que había sido velado en una agencia funeraria, fue llevado al cementerio de Dolores para ser incinerado. Las cenizas serán depositados en una casita de la localidad de Chimalhuacano, al pie del volcán Popocatepetl, o bien en el pueblo de Sayula, donde nació el escritor hace 67 años, según dijo Juan Pablo Rulfo, uno de sus hijos.
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