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El Reino Unido se retira de la Unesco, a la que acusa de actuar contra Occidente

El Gobierno británico decidió ayer retirarse de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con fecha de 31 de diciembre, acusando a la misma de hacer una política contra Occidente, de estar mal dirigida y de no responder a las peticiones para iniciar una reforma en su seno. La decisión fue tomada en una reunión de la primera ministra, Margaret Thatcher, con varios ministros de su Gabinete.

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El subsecretario del Foreign Office para Ayuda a Ultramar, Timothy Raison, hizo ayer el anuncio ante el Parlamento. Con esta decisión, el Gobierno británico se suma a la retirada de la Unesco, el año pasado, de Estados Unidos, que adujo similares razones para dejar la organización.Margaret Thatcher declaró poco después de anunciarse la medida que ésta había sido tomada en defensa de "los intereses británicos". Raison negó que el Reino Unido sufriera presiones norteamericanas para dejar la organización y dijo que el apoyo británico a la ONU debe ser interpretado como "apoyo a organizaciones eficientes, y, desgraciadamente, [la Unesco] no lo es".

Anterior advertencia

Londres había advertido ya anteriormente a la Unesco que se retiraría a finales de este año si no se efectuaban reformas en su política, economía y administración. "Ha habido algunas reformas, pero no lo suficientemente profundas", dijo una fuente gubernamental. Raison había acusado recientemente a la Unesco de sumarse con frecuencia a "la retórica comunista".

El Reino Unido, que fue uno de los países que contribuyó a la creación de la Unesco, en Londres, en 1945, no desea romper todos los lazos con la organización y espera conservar, como Estados Unidos, el estatuto de observador.

EE UU se retiró en diciembre de 1984, y acusó a la organización que tiene como director general al senegalés Amadou-Mahtar M'Bow de "extremadamente serias deficiencias en la dirección e incesante hostilidad hacia los valores del mundo libre". La salida de Estados Unidos privó a la Unesco de un cuarto de sus 382 millones de dólares (más de 50.000 millones de pesetas) de presupuesto anual.

M'Bow lamentó profundamente ayer la decisión del Gobierno británico de abandonar la organización, en un comunicado emitido en París, subrayando que, en la última conferencia general de la Unesco, todas las decisiones fueron aprobadas con el acuerdo del Reino Unido. Tras recordar que el Reino Unido es uno de los países fundadores de la organización y el Estado depositario oficial de su Constitución, M'Bow dijo que la Unesco seguirá cooperando con los grupos e individuos que comparten sus ideales y principios y "que creen que el lugar adecuado para un país como el Reino Unido es el seno de esta organización".

Fuentes oficiales de la Unesco señalaron que, en la 23º Conferencia General de Sofía, el ministro británico de Cooperación, Thimothy Raison, "dejó siempre flotando la duda" sobre la decisión definitiva que se ha hecho pública en Londres. Las mismas fuentes comentaron "las fuertes presiones de que es objeto este país por parte de la Administración de Estados Unidos".

A nivel económico, la salida del Reino Unido significa un 4,6% de deducción en el presupuesto anual de la Unesco, que hay que sumar al 25% perdido cuando se produjo la retirada norteamericana, con lo que la organización ve menguados sus recursos en casi un tercio.

La embajadora francesa en la Unesco, Gisele Halimi, afirmó que las "decisiones tomadas en la reciente Conferencia General de Sofía no justifican la decisión del Gobierno británico".

Estados Unidos expresó, por el contrario, su comprensión por la medida adoptada por el Gobierno de Thatcher, que secunda la adoptada por Washington en diciembre de 1984.

Repercusiones

La decisión británica ha sido tomada frente a fuerte oposición tanto dentro como fuera del país. Japón, Francia y la República Federal de Alemania habían pedido a Margaret Thatcher que el Reino Unido continuase en la Unesco y diese la batalla por reformar la organización desde dentro del organismo. También los 48 países miembros de la Commonwealth (Comunidad Británica de Naciones), muchos de ellos Estados del Tercer Mundo, que simpatizan con las aspiraciones de la Unesco, habían pedido a Londres que permaneciese en la organización. En ese sentido, se había organizado un poderoso grupo de presión a favor del mantenimiento británico en la Unesco, del que formaban parte el ex primer ministro conservador Edward Heath y el novelista Graham Greene.

El Partido Laborista, que protestó ayer en el Parlamento por la decisión, advirtió a la primera ministra, Margaret Thatcher, que la salida de la Unesco sería interpretada como "una bofetada en la cara del Tercer Mundo", añadiendo que la decisión del Gobierno conservador era "mezquina y deshonesta".

La retirada británica plantea un problema diplomático adicional, ya que es en Londres, concretamente en el Foreign Office, donde los nuevos miembros de la Unesco depositan sus documentos de adhesión a la organización internacional.

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