Un peculiar proceso de consulta nacional
Argelia entera ha vivido un espectacular proceso de debates populares, con 400.000 personas que han dado ya su opinión, durante 10 meses, desde que el 4 de febrero el presidente, Chadli Benyedid, anunciara su deseo de modificar la Carta Nacional por considerarla inadecuada para los tiempos actuales (fue inspirada por el presidente Huari Bumedian y refrendada popularmente en 1966).En el desarrollo de esta consulta nacional han jugado un papel importante los medios de comunicación, encargados de la orientación de la campaña, y la propia dirección política del Frente de Liberación Nacional (FLN), bajo cuya tutela se inició la campaña de sensibilización ciudadana.
En estos meses de expectación interna el Gobierno ha puesto a disposición del ciudadano dos nuevos periódicos, uno de ellos -Horizonte 2000- con páginas en inglés y francés, y las calles y las avenidas de Argel se están viendo inundadas de rótulos luminosos, multicolores e intermitentes, patrocinados por algunas de las 400 empresas industriales surgidas de la fragmentación de las 70 sociedades que constituían la espina dorsal de la economía argelina.
Han sido unos meses en que la llamada desbumedianización ha traspasado también las fronteras del país y ha generado un clima de confianza en Occidente, plasmado por las visitas realizadas por el presidente Benyedid a Washington en abril y a España en julio, entre otros países de Europa y del continente americano.
En el marco de las relaciones vecinales con los países del norte de África, Argelia ha dado pruebas fehacientes de su compromiso con sus aliados del Tratado de Amistad y Concordia (Argelia, Túnez y Mauritania), acercándose al régimen de Haib Burguiba en sus dos momentos más difíciles: la crisis con Libia y el ataque israelí contra el cuartel general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Túnez.
Argelia ha iniciado además un idilio con Egipto que, según palabras del secretario general del FLN, Mohamed Cherif Messabia, puede concluir en el restablecimiento de relaciones diplomáticas con El Cairo y en el apoyo del régimen de Benyedid a una cumbre árabe extraordinaria que plantee la vuelta de este país a la Liga de Estados Árabes.
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