Reagan pretende establecer nuevas reglas de juego entre las superpotencias

Ronald Reagan, político que ha basado su carrera en un anticomunismo primario, se entrevistará hoy por primera vez con un líder de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, y tratará de convencerle de que es posible establecer entre las dos superpotencias unas nuevas reglas de juego que les permitan "vivir juntos y hacer negocios, respetando sus legítimos intereses".Ésta es la filosofía del histórico encuentro, cuyo objetivo, según informó ayer la Casa Blanca, es "determinar si puede ser lograda una paz estable entre Estados Unidos y la URSS".

Reagan se sienta hoy en la mesa sin ilusiones sobre la posibilidad de superar las profundas diferencias que separan a soviéticos y norteamericanos respecto al control de armamentos, crisis regionales y derechos humanos, que no han podido ser reducidas en las negociaciones previas a la cumbre.

El futuro de la Iniciativa de Derensa Estratégica norteamericana (SDI), conocida como guerra de las galaxias, no recibirá aquí una respuesta. La Casa Blanca reiteró ayer con la máxima rotundidad que Reagan no está dispuesto a utilizar el sistema de defensa espacial como baza negociadora para lograr a cambio una reducción de misiles intercontinentales soviéticos.

Una encuesta publicada por la revista Time en su último número señala que el 75%, de los norteamericanos desea que el presidente negocie la SDI. Reagan, optimista por naturaleza, confía, por el contrario, en convencer a Gorbachov de que la polémica SDI es sólo un escudo defensivo. que puede también servir a la URSS y podría acabar con la carrera nuclear. "Si Gorbachov cree tan profundamente como yo en concluir la carrera de armamentos, la finalizaremos", dijo ayer el presidente.

Ante una chimenea encendida, en una pequeña habitación de¡ palacete de Fleur d'Eau, con la, única presencia de dos intérpretes, un hombre de 74 años, que calificó a la URSS de "imperio diabólico", iniciará a las 10 de esta mañana el diálogo con Mijail Gorbachov, 20 años más joven. Tras un cuarto de hora a solas, que podría extenderse, tendrán ocho horas de discusiones, con sus respectivas delegaciones, en dos jornadas.