La 'movida madrileña'

Muy bien puede decirse que la ya mundialmente famosa movida madrileña no se ha quedado fuera, sino que ha traspasado los muros de la prisión de la ciudad. Tuve ocasión de darme cuenta de esto cuando el día 10 de octubre, y como parte de una serie de encuentros con escritores, artistas y hombres de ciencia, me hicieron una entrevista para el programa semanal informativo Tele-Prisión, que se graba y emite en el centro penitenciario de Carabanchel, y que, gracias a la iniciativa y al esfuerzo de educadores, asistentes sociales e internos, -de entre estos últimos, el de José Manuel García, director de cine, iniciador también y director de la Asociación Cultural Rafael Alberti-, supone una experiencia extraordinariamente positiva, como lo es también la edición en la cárcel de la revista Mensaje, que dirigen allí los capellanes.Un fiscal francés que había venido a recoger datos con que informar en su país sobre la realidad de la vida penitenciaria en España, hablando en una de las galerías conmigo y con un representante del Consejo del Poder Judicial que lo acompañaba en su visita a la prision, comentó con asombro y admiración que lo que había visto en él centro penitenciario madrileño era algo que había de servir de ejemplo, no sólo en su país, sino en el resto del mundo. De hecho, de Norteamérica han escrito para informarse sobre una experiencia que se hace aquí con vistas a amueblar la mente de aquellos que, confinados, privados de libertad para salir y entrar, para comunicarse, necesitan más que nadie tener un retiro confortable en sí mismos; es decir, necesitan encontrar en sí mismos esos motivos amenos, interesantes, realmente enriquecedores que da la cultura.

La acción cultural que se está llevando a cabo en la prisión de Carabanchel puede suponer el que muchos que se tuvieron por perdidos descubran en sí mismos insospechados talentos, recobren ilusiones y puedan despertar en todos,nosotros las mejores esperanzas en cuanto a que las instituciones penitenciarias valgan para lo que deben valer. Cuando en este país hemos pasado de un triunfalismo ridículo a un criticismo sádico y demoledor, bueno es hacer constar lo que está pasando ahora de muy interesante y positivo, pero con poco eco y no demasiada ayuda de fuera, entre los muros de la abarrotada prisión de Carabanchel.-