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EE UU presiona a 60 bancos para que concedan creditos al Tercer Mundo

Francisco G. Basterra

La Administración Reagan presionó ayer en Washington a representantes de 60 bancos privados de todo el mundo, entre ellos una importante institución española, para que concedan nuevos créditos por valor de 20.000 millones de dólares a 16 países del Tercer Mundo en un período de tres años. Estos bancos son acreedores del 85% de las deudas externas de los países subdesarrollados, y el Gobierno norteamericano desea que aprueben su plan antes de fin de año.

La banca norteamericana pondría 9.000 millones de dólares de esa cantidad y a los europeos y japoneses les corresponderían créditos por valor de 9.000 millones de dólares. Washington teme que si los países ricos no puden asegurar a los endeudados que recibirán nuevos créditos, estos perderán el estímulo para continuar pagando los intereses de su actual deuda.Fuentes económicas dijeron ayer que la reunión, celebrada a puerta cerrada y patrocinada por el Instituto de Finanzas Internacionales, un organismo privado, puede concluir con un apoyo general de principio al plan americano. Sin embargo, existen dudas entre los europeos y entre la banca pequeña y mediana norteamericana sobre la viabilidad del plan. Los bancos desearían un mayor compromiso de los Gobiernos industrializados a traves de créditos oficiales y garantías estatales para cubrir los préstamos de la banca comercial. Los bancos no norteamericanos quieren que Washington les explique el fin de su política presupuestaria y fiscal y su impacto sobre el dólar; si hay alternativas a nuevos créditos, como, por ejemplo, poner techos al pago de intereses de la deuda, y el papel que jugará el Banco Mundial.

Un estudio que acaba de publicar la OCDE aconseja a los bancos comerciales que sean muy cautos en los préstamos a países en desarrollo, debido a la vulnerabilidad del sistema financiero. La Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo duda de que los créditos bancarios sean la mejor fórmula de financiar el desarrollo del Tercer Mundo. "De ninguna forma me comprometeré en el plan Baker", dijo la semana pasada el presidente del Texas First National Bank. "Que los países endeudados salgan de esto como puedan". Estas dudas fueron reflejadas también por un portavoz del Mellon Bank, al afirmar que "nos costaría mucho justificar nuevos créditos ante los accionistas".

Dinero fresco

El proyecto de Washington, anunciado por el secretrio del Tesoro, James Baket, en la reciente reunión del Fondo Monetario Internacional, en Seúl, consiste en la aportación de un fondo de 20.000 millones de dólares de "dinero fresco" por la banca privada internacional, a cambio de que los países en crisis adopten unas políticas económicas de crecimiento y con el compromiso de una nueva línea de créditos de 9.000 millones de dólares del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. El proyecto persigue también un papel mayor para el FMI. La iniciativa persigue la obtención de nuevos créditos para Argentina, Brasil, México, Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Uruguay, Filipinas, Marruecos, Nigeria, Yugoslavia y Costa de Marfil. Aunque importantes bancos norteamericanos, como el Bank of America, están fuertemente implicados en la deuda del Tercer Mundo, dos tercios de la misma son riesgos de bancos no estadounidenses. Los bancos reunidos en Washington tienen el 66% de los 426.000 millones de deuda de los 15 países citados y sólo las nueve naciones latinoamericanas de la lista mantienen el 70% de la deuda bancaria. La deuda de América del Sur con la banca privada asciende a 249.000 millones de dólares de los que una tercera parte son con bancos de EE UU.

El secretario adjunto del Tesoro, David C. Mulford, explicó el plan estadounidense a los banqueros reunidos en Washington y las posibilidades de que el Banco Mundial garantice préstamos de la banca comercial y por primera vez, de garantías a la inversión privada en el Tercer Mundo, a través de una nueva agencia de garantía de las inversiones multilaterales. James Baker se mostró la semana pasada prudentemente optimista ante la posibilidad de una reacción favorable a su plan por par te de la comunidad crediticia internacional. Los banqueros, dijo en el congreso, se han dado cuenta que la concesión de nuevos préstamos puede a veces mejorar los créditos anteriores no cobrados aún. Pero el sacretario del Tesoro negó que el gobierno estuviera "forzando la mano" de la banca privada norteamericana o prometiendo garantías o ayudas federales para conseguir su apoyo al plan.

La Reserva Federal ha propuesto que los créditos con más riesgo sean garantizados por más capital y la posibilidad de limitar los dividendos pagados por los bancos con más riesgos. Baker anunció que los grandes bancos norteamericanos habían reaccionado positivamente al proyecto.

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