_
_
_
_
Entrevista:

Borge afirma que gran parte de los nicaragüenses aprueba el estado de emergencia

"Si hay que encontrar un hermano siamés a Reagan, ése es Miguel Obando" - "Nuestros enemigos saldrán muertos si tratan de derrocarnos"

ENVIADO ESPECIALEl ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge, considera que a la inmensa mayoría de los nicaragüenses no le preocupa el estado de emergencia, sino que incluso se sienten "más protegidos". Opina que la misión del cardenal Obando ya no es religiosa, sino política, y le compara a Ronald Reagan. Teme que la crisis económica sera larga y, en cualquier caso, que "nuestros enemigos saldrán muertos, si tratan de derrocarnos".

Pregunta. ¿Se encuentra el sandinismo tan "con el agua al cuello" que necesita la ampliación del estado de emergencia?

Respuesta. La última vez que yo vi un match de boxeo uno de los contendientes empezó a poner en mal estado a su adversario y, en ese mismo instante, le cayó, al que estaba en mal estado, una lluvia de golpes que finalmente le tumbaron en la lona. La revolución ha golpeadoal enemigo, ha impedido que se forme un frente interno en el interior de las ciudades y simplemente está haciendo como ese boxeador para liquidarle. Creo que el estado de emergencia, que no es un estado de sitio, no implica, un toque de queda; no es más que una medida profiláctica, para evitar un repunte de la actividad contrarrevolucionaria, que ha sido en alguna medida, o en gran medida, neutralizada. Ocurre que hay planes específicos para ingresar al país 2.500 hombres, como igualmente hay planes concretos para reactivar la actividad conspirativa.

P. El coste político de esta operación, tanto internacional, con pérdida de imagen, como interior, porque yo no creo que al pueblo nicaragüense le guste aquello de "vivan las cadenas", ¿compensa el coste político todo esto?

R. Internamente, ningún coste político. Externamente, sí. Usted puede andar por la calle de día o de noche, la población se mueve normalmente, la circulación funciona a plenitud, hay libre tránsito entre las ciudades..., de tal modo que, como dicen muchos nicaragüenses, "quien no la debe, no la teme". La inmensa mayoría de los nicaragüenses no sólo está de acuerdo con el estado de emergencia, sino que se siente protegida. Sólo un sector muy minoritario, vinculado a actividades contrarrevolucionarias, puede sentirse intranquilo. El estado de emergencia no representa un encadenamiento, sino más bien una protección.

P. Durante la guerra de España se planteó el dilema "guerra o revolución" y hay tesis que aseguran que se perdió la guerra por no hacer la revolución. ¿Puede perderse la guerra en Nicaragua por quitar las libertades al pueblo y perder la adhesión popular?

R. Quiero insistir en que el pueblo no ha sido limitado en sus libertades. Aquí existe libertad de reunión, para divertirse, para trabajar, para expresar ideas y críticas, absoluta libertad religiosa, libertad incluso para los sectores políticos adversos a la revolución, que no han tenido más limitaciones que las que establecen los estatutos de la ley de Emergencia, que requiere solicitud previa y autorización para realizar actividades políticas. Pero, si se crea la imagen, un tanto maniqueísta, de que la ley de Emergencia limita las libertades populares, desde luego eso significaría inhibir la adhesión de las masas. Pero, por el contrario, la ley de Emergencia ha sido ampliamente respaldada por el pueblo, no limita en absoluto las, libertades populares, sino que más bien es un escudo que las protege.

Cardenal político

P. Hay un frente ideológico interno en Nicaragua. Hay un cardenal que se mueve por el país y consigue movilizaciones importantes de masas y al que Barricada (órgano oficial sandinista) sitúa al mismo nivel que Reagan y la contra.R. Al menos ideológicamente, desde el punto de vista de sus pronunciamientos políticos, si hay que encontrar un hermano siamés de Ronald Reagan, ése es Miguel Obando. Es un adversario político de la revolución. Un hombre que fue nombrado cardenal recientemente y...

P. ... Ese fue un favor que les hizo el Papa, probablemente por el recibimiento que le hicieron...

R. Sí... Yo creo que la historia de la revolución en Nicaragua permitió que aquí existiese un cardenal. Si no hubiese triunfado la revolución en Nicaragua, monseñor Obando sería un oscuro obispo de una pequeña ciudad, o tal vez, en el mejor de los casos para él, de Managua. En todo caso, monseñor Miguel Obando, para desgracia nuestra, no es undirigente religioso, sino un dirigente político que ha sido calificado por La Voz de los Estados Unidos (emisora norteamericana La Voz de América) como el principal opositor a la política de la revolución. Reagan y Obando comen en el mismo plato político e ideológico.

P. ¿Cuánto tiempo van a dejar ustedes a este "hermano siamés de Reagan" circular y predicar libremente?

R. Debido a las circunstancias particulares de este país, donde ha habido un tradicional respeto a los sacerdotes, nunca ha sido detenido un sacerdote por la revolución; procuraremos neutralizar, en el terreno de las ideas e ideológicamente, la actividad política de monseñor Miguel Obando, quien es un adversario nuestro en el terreno político e ideológico. No veo ninguna posibilidad de que sea coaccionado ni en sus movimientos ni en su libertad. No sería ni correcto, ni oportuno, ni sensato.

P. ¿No le parece a usted imaginable un caso cardenal Wyszynski, aquí en Managua?

R. No, no lo creo... Además, el cardenal polaco Wyszynski era un hombre más inteligente que Obando, a pesar de todo.

Políticos de la oposición

P. Los últimos días fueron citados varios políticos de la oposición derechista a la Dirección General de Seguridad del Estado y sometidos a un trato, que yo calificaría de vejatorio, encerrados en un cuarto oscuro y les tomaron huellas dactilares. ¿Era esto realmente necesario?R. Fueron llevados a un lugar donde les tomaron fotografías, supongo, y les tomaron datos y huellas dactilares, que es lo que se hace con personas a las cuales se les previene sobre una posible inclinación a una actividad que viola las leyes. Si los metieron provisionalmente en alguna celda, no lo conozco, pero eso ocurre en cualquier parte del mundo. Yo, cuando supe que habían sido detenidos, dije que los pusieran en libertad, ya que me pareció excesiva la medida de detenerlos. Creo que simplemente debió de habérseles prevenido de la ilegalidad de lo que estaban haciendo, porque es preferible tener determinado grado de paciencia y flexibilidad en estos casos. Yo, dicho sea de paso, nunca me quejé cuando ellos estaban en silencio en tiempos de Somoza. Yo estuve nueve meses esposado y nueve meses encapuchado y nunca lloriqueé tanto como lloriquean éstos por unas horas de detención.

P. Otros de los que se quejan son los que ustedes llaman "la ultraizquierda", sindicatos marxistas-leninistas, que critican, más o menos duramente, la medida del estado de emergencia, porque, entre otras cosas, ustedes han suprimido el derecho de huelga. ¿Cómo se puede defender a los obreros y quitarles el derecho de huelga?

R. Aquí los trabajadores no han ido a la huelga por convicciones políticas y por conciencia revolucionaria. No obstante, hay pequeños grupos, que se dicen ser de izquierdas y marxistas-leninistas, que se aprovechan, oportunistamente a mi juicio, de las limitaciones económicas que tiene el país, para empujar a algunos sectores de la clase obrera, no muy numerosos, hacia demandas reivindicativas. Es muy fácil en un país, lleno de pobreza y acribillado por la crisis económica y la agresión, ir a buscar apoyo para acrecentar sus filas impulsando a un sector de los trabajadores a reclamar mejores condiciones de vida, cuando objetivamente la revolución no puede proporcionarles mejores condiciones de vida. En lugar de impulsar el apoyo a la revolución agredida, estos señores, de una supuesta izquierda, lo que hacen es sabotear a la revolución identificándose objetivamente con las posiciones de derecha. Efectivamente, estos elementos, que nunca tuvieron ni la entereza ni el arrojo de enfrentarse con decisión a Somoza, ahora nos desafían a nosotros.

P. La situación económica es delicada. Se habla de economía de subsistencia y de economía de guerra. Las exportaciones de Nicaragua son de unos 300 millones de dólares y las importaciones de unos 1.000 millones. Vamos a dejar aparte la deuda externa, pero el panorama es bastante...

R. ... Trágico...

P. ¿Este estado de emergencia está orientado quizá a posibles desórdenes que se podrían producir?

R. No, en absoluto. Esa posibilidad no existe. Lo admirable de este pueblo es que, a pesar de tantas dificultades, siga apoyando con tanto fervor y confianza a la revolución. No tenemos temor en este sentido, puesto que yo jamás voy a utilizar la fuerza pública para enfrentarme a la población. Eso nunca.

P. ¿Cómo piensan solucionar la crisis económica que sufre su país?

R. No hay solución. a esta crisis. Por algunos cuantos años más viviremos cercados por la pobreza, por enormes dificultades y grandes limitaciones. Más de la mitad de los recursos del país, de los poquísimos recursos del país, están destinados a la guerra en este momento y la producción física ha bajado considerablemente. De tal modo que, si comparamos las cifras de producción de 1979 con las de ahora, ha habido un descenso bastante violento en cuanto a la producción física. Eso sí, no tenemos en cuenta el intercambio desigual, la crisis económica internacional y la agresión. Es una situación muy difícil. No estamos en condiciones de resolverla. Va a haber crisis económica. En Nicaragua, va a haber pobreza, más pobreza y más dificultades en el futuro.

Enemigos muertos

P. Otra de las interpretaciones que se manejaron estos días fue que el estado de emergencia se utilizó como base negociadora ante las Naciones Unidas. Se llega a decir que esto fue una especie de repetición de la toma del Palacio Nacional de Somoza. En esta ocasión se tomó a todo el país como rehén para negociar ante las Naciones Unidas y decir: "Retiramos el estado de emergencia si nos dejan de agredir".R. Esa es una figura audaz e injusta al mismo tiempo. Tal vez es muy difícil que se entienda que el pueblo de Nicaragua es el que tiene tomado el poder aquí. Esta revolución no es contra el pueblo, es una revolución del pueblo.

P. En una entrevista reciente dijo usted que "el nuestro es un proyecto enredado, complicado, y los proyectos enredados confunden a las masas". Lógicamente habría que reducir esta confusión. ¿Es posible que este estado de emergencia forme parte de una especie de redefinición dentro de la dirección del Frente?

R. No.

P. ¿De clarificación ideológica?

R. Tal vez de clarificación política, e ideológica, si se quiere, pero no una redefinición de proyecto. Tal vez hay que explicar de una manera más simple y más integral a nuestro pueblo una serie de aspectos de la revolución que no han sido suficientemente explicados. Por ejemplo, los empresarios de este país tienen una actitud en general hostil a la revolución. También la tienen desde el punto de vista de su participación en el proceso productivo.

P. El presidente chileno Salvador Allende dijo en una ocasión que a él no le sacarían vivo del Palacio de La Moneda, que nunca entregaría el poder. ¿Se puede trasladar también esta frase a los sandinistas?

R. No exactamente, porque el poder en Chile siempre estuvo en el filo de la navaja. Las fuerzas sociales tradicionalmente dominantes en Chile conservaron el aparato coercitivo del Estado. En Nicaragua no ha ocurrido así. Hay nuevos aparatos coercitivos que están en manos del pueblo, en manos de los revolucionarios, y no puede ocurrir jamás lo que ocurrió en Chile. De todas maneras, Allende, heroicamente, entregó su vida por el pueblo chileno y dijo que no lo sacarían vivo del palacio de La Moneda. Nosotros decimos que nuestros enemigos saldrán muertos si tratan de derrocarnos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_