_
_
_
_
Tribuna:MEMORIAS DE UN HIJO DEL SIGLO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

24 / 'Escorial'

Escorial. "Revista de cultura y letras". "Opus Miraculum Orbis". Debajo hay una viñeta del Escorial. Madrid, 1941. Sumario: Un prólogo de José Antonio. Ensayos. C. Pérez Bustamante: "El Conde de Gondomar y su proyecto de invasión de Inglaterra". Martín de Riquer: "Relaciones entre la literatura renacentista castellana y la catalana en la Edad Media". Xavier Zubiri: "Sócrates y la sabiduría griega". Poesía. Manuel Díez Crespo: "Nocturno". Luis Felipe Vivanco: "Baladas interiores". La Obra del Espíritu: Federico Sopeña: "Notas sobre la música contemporánea". De la vida cultural. Textos edificantes. "Escorial". Notas: "Hechos de la Falange". "Memorias de un diplomático", por Constante Azpiroz. "Poemas arabigoandaluces". por Dámaso Alonso. "Ejemplo y valor del esfuerzo justinieaneo", por Darío Fernández Flórez. Crónica de libros. Se trata del tomo II, de enero del año citado. De este número se hicieron 100 ejemplares numerados para los suscriptores de honor. Dirección y administración: Alfonso XII, 26. Teléfono 14491. Silverio Aguirre, impresor. Teléfono 30366. Madrid. En contraportada hay cinco estilizadas flechas con yugo, enmarcadas en corona de laurel o alguna otra hierba guisandera. 6 pesetas. Un prólogo de José Antonio. "Insertamos como edítorial en este número el prólogo de José, Antonio a un libro circunstancial y poco divulgado: La Dictadura de Primo de Rivera juzgada en el extranjero", impreso en 1931. El prólogo no ha sido publicado después -que sepamos-, más que fragmentariamente, como cita, en un libro sobre José Antonio de Francisco Bravo: "En rigor, dentro de cada clase social hay masa y minoría auténtica. Como veremos, es característico del tiempo el predominio, aun en los grupos cuya tradición era selectiva, de la masa y el vulgo. Así, en la vida intelectual, que por su misma esencia requiere y supone la cualificación, se advierte el progresivo triunfo de los seudointelectuales, incalificados y descalificados por su propia contextura". (Todo esto para justificar una dictadura, aunque fuere paterna). El texto es del 8 de diciembre de 1931. El número lleva viñetas que son planimetrías del Monasterio.El ensayo de Pérez Bustamante sobre el Conde de Gondomar y su proyecto de invasión de Inglaterra es casi tan cómico como cuando La Codorniz, por aquellos años, le declaró la guerra a Gran Bretaña. Pero tiene un trasfondo claro de apelación a la España expansiva, imperial, invasora. Siquiera ensayísticamente, había que hablar de aquellas cosas para mantener la moral, no ya del pueblo, que no leía Escorial, sino de los intelectuales, que no se las creían. Martín de Riquer, con sus "relaciones entre las literaturas castellana y catalana" en la Edad Media, está tocando/atenuando el problema clave de la convivencia nacional franquista: Cataluña. Pero lo sitúa bucólicamente en la Edad Medía, y establece un sistema de relaciones que más bien nos da idea de cordial intercambio: secreto ejemplo, quizá, de lo que debiéramos hacer en 1941. Zubiri, ya está dicho, escribe sobre Sócrates y la filosofía griega. Zubiri cita a Jenofonte: "Sócrates, en efecto, no hablaba como la mayoría de los otros acerca de la Naturaleza entera, de cómo surgió eso que los sabios llaman Cosmos y de las necesidades en virtud de las cuales acontece cada uno de los sucesos del cielo, sino que, por el contrarío, hacía ver que los que se rompían la cabeza con estas cuestiones eran unos locos". Zubiri, en fin, predica conformismo, pues hubiera sido peligroso suscitar al Sócrates anterior a Cristo. Sólo cabe hacerse las preguntas, fundamentales después que Cristo o la Biblia les han dado respuesta.

Poesía. Manuel Díez Crespo y Luis Felipe Vivanco. En el primero, tercetos encadenados, sonetos. Un sentimiento puro en una forma clásica. Las formas clásicas volvieron, en poesía, más que como una moda, como una consigna. Vivanco intentaba el verso libre "de la izquierda", que luego llegaría a dominar plenamente, como en Arte poética, dedicado al pintor José Caballero: "No te parezcas nunca, oh cañariega, oh alma, más que al valle del Tiétar o al resol de la Sagra". (El poeta/farmacéutico Jesús Acacio haría, asimismo, un Cancionero de la Sagra, con sentimientos, más bien, "del otro lado"). Pero en aquel primerizo 1941, Vivanco no dominaba aún ese mar/potro que es el verso libre (nunca tan libre como parece) y que tuvo en Aleixandre no sólo su maestro máximo, sino su oponente tácito a toda la retórica española tradicional, buena o mala, buena y mala. Federico Sopeña escribe unas finas notas sobre la música contemporánea. La sección miscelánea "Notas" se abre con "Hechos de la Falange": "Breve reseña del V Congreso de la Sección Femenina" (los imperiales hacían mucho gasto de romanos). Pero las erratas, sagradas para Breton, dejaban ya sangrar el subconsciente colectivo: "Errata importante: página 132, línea 21, dice: la ciudad más contraria; debe decir "la ciudad más construida". Las ciudades contrarias -tantas- habían quedado reducidas a una errata. Otra octavilla volandera, advierte entre las páginas: "La reciente perturbación en el tráfico ferroviario ha retrasado la llegada a nuestros talleres del papel con que este número ha sido impreso. A ello se debe el retraso en su salida. En números ulteriores se corregirá paulatinamente la actual demora". Eran los famosos retrasos de la Renfe, uno de los cuales había permitido a Franco poner nervioso a Hitler en Hendaya. Dámaso Alonso glosa las versiones de Emilio García Gómez de la lírica arabigoandaluza. Eduardo Aunós acaba de publicar Justiniano el Grande y Darío Fernández Flórez (el de Lola, espejo oscuro) glosa este libro. La crónica de libros se restringe a Alemania, con abundante bibliografía, desde los clásicos al problema judío.

En página de anuncios se publicita La Alemania eterna, que es una antología de poemas recopilada y editada por Federico de Urrutia. Ya hemos dicho cómo las formas tradicionales, en poesía, llegaron a ser una especie de consigna u homenaje implícito a una España inmanente y fundamentalista, también en lo literario (o sobre todo en lo literario), que era la única que podían reivindicar los escritores franquistas. Así, el verso libre, que hoy nos parece la manera natural de producirse la poesía, tuvo por entonces un valor. de cosa subversiva, máxime cuando lo cultivaban comunistas confesos, como Pablo Neruda, o resistentes implícitos, como el citado Aleixandre. Incluso un protestatario como Dionisio Ridruejo, fue casi siempre fiel al soneto, y un revolucionario como Blas de Otero lo alternó con otras formas de verso. Pero el soneto fue un poco la armadura de palabras de que se revestían aquellos caballeros poetas. Escorial, en fin, es una revista con cierta solemnidad de presentación, pero pobre de contenido, limitada de información y -para una sensibilidad de hoy- asfixiada por un perfume de postguerra, censura y germanismo que dejan un poco excesivos tantos números romanos. Escorial es la desesperación elegante de unos cuantos intelectuales por hacer cultura dentro de un sistema que es la brutalidad organizada (y no siempre).

Escorial ha quedado como una hazaña del franquismo disidente, y no lo era. Disidente sólo es el que se sienta en silla aparte, y allí todos se iban sentando en la misma silla, que era la silla demontar del César Visionario. Estos pálidos esfuerzos culturales no podían despertar el interés de Franco. En puridad no conducían a nada. Quizá sólo eran la autojustificación colectiva de un grupo. Y el autoenelaustramiento hermético de una conciencia, como en los versos de LuisTelipe Vivanco: "He tardado mucho en llegar. Día tras día iban mis pasos comprendiendo el camino, y unas veces me alejaba de Dios, y otras me acercaba más a Él; a veces me besaban unos labios, y a veces los sentía muy lejanos de mí y casi muertos en la noche". Yo hacía estraperlo de pan blanco a la puerta de los mercados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_