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La industria de la RFA teme que EE UU aleje a Europa de sectores competitivos

Andrés Ortega

La industria alemana occidental pide, antes de lanzarse a cooperar con Estados Unidos en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), garantías de que se producirán transferencias de tecnología. Curiosamente, representantes de la gran industria de la tecnología de punta en la República Federal de Alemania (RFA) consideran que los esfuerzos de EE UU para atraer a empresas y fondos europeos a la SDI están destinados a distraer a Europa de otros menesteres, como el mundo de los aviones comerciales o el lanzamiento de satélites, campos que eran, hasta no hace mucho, monopolio estadounidense.

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Los aviones aerobús han invadido un mercado que era casi absolutamente norteamericano. En el terreno espacial, con los cohetes Ariane, Europa está sentando lentamente las bases para competir con las capacidades norteamericanas de poner en órbita satélites de gran peso. "EE UU no esperaba que funcionase tan bien", señalan medios industriales alemanes occidentales. Europa está muy adelantada en la producción de satélites, como lo demuestra la familia del Spacebus, programa de satélites de comunicaciones en el que colaboran principalmente la alemana Messerschmitt-Bolkow Blohin (MBB) y la francesa Aeroespatiale. Este será el gran negocio de los años noventa.El Gobierno de la RFA está dividido sobre la actitud que debe adoptar ante la SDI. La cancillería (jefatura del Gobierno) -quizá por una identificación personal de Helmut Kohl con Ronald Reagan- es más favorable a la participación que los ministerios de Asuntos Exteriores o de Investigación y Tecnología, que se inclinan más hacia una dimensión europea. Las discrepacias son públicas y no se escónden. La reciente visita a EE UU de Horst Teltichik, asesor de Kohl para cuestiones de seguridad, "no consiguió todas las respuestas que buscaba de los norteamericanos".

La industria alemana occidental presiona para lograr un acuerdo marco que garantice, en caso de participación, la transferencia de tecnología. "Sin una luz verde del Gobierno no participaremos", indican medios industriales, que consideran un error la actitud francesa según la cual el Gobierno deja libertad a las empresas, ya que cons¡deran que "Estados Unidos puede seleccionar lo que quiera y hacer lo que quiera".

"En lo que se refiere a compartir la tecnología entre Europa y EE UU, en vez de irhacia adelante se ha ido hacia atrás en los últimos cuatro o cinco años", indica un ingeniero de la MBB. Varias fuentes coinciden en que esta situación está relacionada con el espionaje tecnológico en Europa por parte del Este.

Casos reveladores

No obstante, hay casos reveladores. Dornier, por ejemplo, llegó a un contrato con la Unión Soviética para realizar un simulador de vuelo. Estados Unidos vetó la venta de una parte de los ordena dores necesarios para el proyecto y acabó vendiéndolos directamente. Sin embargo, por parte de la Administración de Bonn se asegura que "no está probado que EE UU utilice el control de las exportaciones hacia el Este en beneficio de su propia tecnología".

Otro caso fue la misión cientí fica del Spacelab I con pilotos europeos, en el invierno de 1983. Estados Unidos tardó casi un año en dar las cintas de información a la parte europea. MBB, por su parte, proporcionó algunos subsistemas para el satélite Intelsat V. EE UU pudo penetrar en todos los sectores tecnológicos de la parte europea, pero la situación inversa no se produjo.

La industria alemana occidental, en este terreno, busca establecer un acuerdo marco con EE UU para la SDI, al estilo del que promulgó la Agencia Espacial Europea (AEE) en enero de este año para la participación europea en la estación orbital de la NASA norteamericana. Dicha resolución pide que "Europa pueda tener sin discriminación acceso a todos los elementos de la estación espacial en condiciones tan favorables como las que se aseguren a los usuarios americanos más favorecidos y sobre una base de reciprocidad". El texto de la AEE pedía llegar a un "acuerdo satisfactorio sobre el reparto de la carga financiera y del nivel y las condiciones de las transferencias de tecnología".

Además, la industria de la RFA tiene cosas que aportar a la SDI. Siemens se considera entre las empresas en cabeza en el campo de la tecnología de las comunicaciones. En algunos sectores de la óptica, la RFA está por encima de EE UU o de Japón. Una empresa como Dornier podría aportar tecnología de sensores especiales o tecnología y técnica de reconocimiento.

Pero la industria tendrá que esperar. La decisión del Gobierno de Bonn acerca de la SDI no llegará hasta noviembre o incluso después. Y si se hace esperar es por las razones antes señaladas y también por la particular situación de la RFA en el mundo occidental: el debate sobre la participación en la SDI no es solamente económico-tecnológico, sino también político-estratégico, explican directivos de Siemens.

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