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Inesperado desenlace del secuestro del 'Achile Lauro'

Reacción de orgullo y satisiaccion en Estados Unidos tras la primera respuesta efectiva de Reagan contra el terrorismo

Francisco G. Basterra

La primera respuesta efectiva contra el terrorismo realizada por Ronald Reagan desde que llegó a la presidencia en 1981, tras sufrir EE UU durante cinco años ataques y humillaciones no contestadas, provocó ayer una reacción de orgullo y satisfacción en el Gobierno, el Congreso y la opinión pública norteamericanos. La espectacular operación militar de captura de los terroristas que secuestraron el buque Achille Lauro y asesinaron a un ciudadano norteamericano de 69 años, inválido, ya se ha comparado con la invasión de la isla caribeña de Granada, que supuso una gran subida de popularidad para Reagan.

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Lo ocurrido impulsará, sin duda, el sentimiento patriótico norteamericano, pilar básico sobre el que el presidente ha basado su mandato.Un Reagan claramente satisfecho afirmó ayer: "Hemos mandado un mensaje a los terroristas: no podéis huir, no podéis esconderos". El presidente se mostró orgulloso de ser el comandante en jefe de los militares que hicieron posible la operación, "que tienen" ' dijo, "mi gratitud y la de todos los estadounidenses". El Congreso aprobó ayer la acción militar y una resolución de aplicar la pena de muerte en caso de secuestro.

Las eventuales consecuencias jurídicas de la toma por la fuerza de un avión de un tercer país, sin consentimiento de éste y en el espacio aéreo internacional, son ocultadas por la satisfacción del triunfo militar. El San Francisco Chronicle titulaba ayer a seis columnas: "Aviones de EE UU secuestran a los secuestradores", y el comité árabe-norteamericano denunció la acción como "un acto de piratería de Estados Unidos". El secretario de Defensa, Caspar, Weinberger, díjo ayer que no había dudas de la legalidad de la acción norteamericana. Tenemos razones justificadas y "una base legal amplia para hacer lo que hemos hecho", agregó. La euforia impedía analizar ayer el resultado que esta afirmación del poderío norteamericano puede tener en el proceso de paz que Estados Unidos pretende establecer en Oriente Próximo.

La acción militar ha dejado en una posición insostenible a Egipto, el principal aliado árabe de EE UU en la región, cuya línea de moderación y prooccidentalismo queda ahora seriamente amenazada. La Administración se decidió a actuar de forma tan dramática después de no conseguir que Hosni Mubarak juzgara o entregara al comando palestino.

El ex secretario de Estado Henry Kissinger ha pedido que no se cargue toda la culpa sobre Egipto y sugirió algo que está en las dudas de todos los observadores: una posible complicidad tácita, facilitando información por parte de El Cairo para que se pudiera efectuar la captura de los terroristas.

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La moderada reacción de Mubarak, cogido entre los dos fuegos de la ira de los países árabes más radicales y de la OLP, y la necesídad de mantener buenas relaciones con Washington, es significativa a este respecto.

Estados Unidos presentó ayer los documentos legales para conseguir la extradición de los terroristas, tras una larga noche de consultas con el Gobierno italiano. Sin embargo, Washington parece aceptar que el comando sea juzgado en primer lugar en Italia y se consideraba ayer muy improbable que sean juzgados en este país.

EE UU ha querido sentar un precedente y dejar bien claro que la lucha antiterrorista ya no tiene fronteras -por tercera parte interpuesta, Israel, lo demostró hace ya unos días con el bombardeo de la base de la OLP en Túnez- y que aplicará la ley de la guerra. "Esto debe constituir un mensaje claro y fuerte de que en el futuro haremos lo posible para detener a los terroristas. Si es necesario, lo volveremos a hacer", díjo el portavoz de la Casa Blanca. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, confirmó por su parte que Washington había preparado una eficaz" acción militar de rescate del Achille Lauro, si el secuestro se hubiera prolongado.

"Esto es una señal de que los terroristas no siempre se van a salir con la suya", afirmó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Robert Dole. "Hoy es un día glorioso", comentó otro congresista.

Washington vivió el jueves uno de sus días más largos de crisis, que explican por qué esta ciudad, externamente aburrida y burocrática, es la capital de un imperio. Las luces de la Casa Blanca y del Pentágono no se apagaron hasta bien entrada la madrugada. El primer síntoma de que la respuesta de "la zarpa del águila norteamericana", como afirmaba ayer un comentarista, iba a ser fulminante, se produjo cuando, en' la noche del miércoles, el embajador norteamericano en El Cairo, Nicholas Peliotes, afirmó en Port Said: "Decid al Gobierno egipcio que insistimos en que procesen a esos hijos de puta".

El jueves, a mediodía, el presidente Ronald Reagan, que estaba en las afueras de Chicago, dio la aprobación definitiva a la operación militar.

A las dos de la tarde, hora de Washington (siete de la tarde hora peninsular), Weinberger dio orden al portaviones Saratoga, que navegaba frente a la costa de Albania, de que variara su rumbo 180º y preparara sus aviones para una acción inmediata.

Triunfo de Weinberger

Los servicios de inteligencia norteamericanos, apoyados probablemente por Israel, los radares del portaviones y los aviones AWACS de vigilancia norteamericana sobre Oriente Próximo, detectaron a las 4.15 (siempre hora de Washington) que un Boeing 737 civil despegaba de El Cairo con los secuestradores del Achille Lauro y uno de los lugartenientes claves de Arafat, Abul Abbas.

Cuatro aviones F- 14 del Saratoga, seguidos por aparatos cisterna y apoyados por radares volantes AWACS, ya habían despegado del portaviones y esperaban en la zona de la ruta prevista del Bocing egipcio, cuyo destino era Túnez. A las 17.30 en Washington (22.30 en Madrid) se produjo la interceptación al sur de la isla de Creta, primero por el radar de los F- 14 y luego visual. Era de noche sobre el Mediterráneo. Los interceptadores, que pueden volar a dos veces la velocidad del sonido y están armados con misiles aire-aire Phoenix, cañones de 20 milímetros, cohetes Sidewinder que siguen a su objetivo por el calor que éste desprende y mísiles Sparrow, conminaron al piloto egipcio a que les siguiera a la base de la OTAN de Sigonella, cerca de Catania, en Sicilia.

El Boeing intentó conseguir permiso de aterrizaje en Túnez y en Grecia y en ambos casos le fue negado, lo que Washington agradeció ayer como una muestra positiva de la cooperación antiterrorista internacional. Ante esta aplastante realidad, el piloto egipcio se dejó acompañar a Italia, donde el avión aterrizó a las 19.30, hora de Washington (0.30, hora peninsular). Si se hubieran negado a obedecer, Estados Unidos estaba dispuesto a utilizar la fuerza. En Washington, a las nueve de la noche (dos de la madrugada, hora peninsular), un Caspar Weinberger eufórico apareció ante los periodistas en el Pentágono, calificando lo sucedido de "notable" hecho militar. Otros oficiales del departarnento de Defensa d¡jeron, sin embargo, que fue una operación relativarnente fácil. Pero después de aguantar críticas contra la ineficacia de la maquinaria militar estadounidense y de corrupción y despilfarro de cientos de millones de dólares en los contratos militares, Weinberger estaba viviendo su noche de triunfo ante la opinión pública.

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