Los ministros de Contadora confían en que el acta de paz pueda firmarse antes de diciembre
El vicecanciller mexicano Ricardo Valero opinó ayer, en la inauguración oficial de la reunión del Grupo de Contadora, que el acuerdo para la firma del acta final para la paz en Centroamérica puede obtenerse antes de los 45 días del plazo máximo, que entró en vigor el pasado lunes.
El ministro de Asuntos Exteriores de Panamá, Jorge Abadía, afirmó, por su parte: "Después de más de dos años y medio de negociaciones, nos encontramos ya frente a una esperanza concreta de paz". Todos los asistentes a la reunión, que se celebra en la isla que da nombre al grupo, creen ver el final al alcance de la mano, aunque persistan los tres difíciles obstáculos que citó el canciller panameño: "Control y reducción de armamentos, mecanismos de ejecución y seguimiento en materia de seguridad y maniobras militares".Lo más complicado de negociar, según explicó el representante mexicano, es la forma y los plazos en los que deben ser aplicados los acuerdos sobre estos asuntos. Así, mientras resulta sencillo fijar una fecha para la conclusión de todo tipo de maniobras militares extranjeras en la región, es más complejo determinar el plazo en que los países deben cumplir con el compromiso de reducir sus efectivos militares. Los cuatro países de Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela) proponen, en este sentido, un sistema para que ambos compromisos se ejecuten de forma simultánea.
Mecanismos de verificación
En cuanto a los mecanismos de verificación, las diferencias, según un portavoz del grupo, son más bien técnicas, como, por ejemplo, la elección de los países que formen parte de la comisión internacional de control. Uno de los países cuyo nombre está siendo manejado es, según la misma fuente, España.Ricardo Valero advirtió que los acuerdos sobre desarme y reducción de tropas no afectarán sólo a Nicaragua, cuya potencia militar es considerada como una amenaza por Estados Unidos y sus aliados en Centroamérica, sino también a otros países del área, como El Salvador, cuyo ejército incorpora continuamente nuevo material militar para la lucha contra la guerrilla.
La tercera cuestión que se negociará en esta recta final de Contadora -el de las maniobras militares extranjeras- atañe fundamentalmente a Estados Unidos, al que se refirieron ayer varios de los participantes en la reunión. El canciller panameño exhortó a que se negocie "con tolerancia recíproca y mutua comprensión", y extendió esa petición "a los Gobiernos con intereses y vínculos en la región, de cuya voluntad política de paz depende, a fin de cuentas, que haya paz". El vicecanciller nicaragüense Víctor Hugo Tinoco manifestó: "La construcción del edificio de la paz en Centroamérica pasa por el entendimiento con todas las partes con vínculos e intereses en la región".
Con el propósito de no dificultar el transcurso de esta última etapa, la reunión de Contadora no incluirá en su orden del día, según dijo Ricardo Valero, el envío de una comisión para investigar la situación en la frontera entre Nicaragua y Honduras ni la solicitud a Estados Unidos para que impida los ataques de la contra a territorio nicaragüense. Ambas cuestiones habían sido propuestas por Nicaragua.
Los tres apartados que todavía son motivo de negociaciones forman parte de un borrador del acta aprobado parcialmente el mes pasado por los cinco países centroamericanos. Ese texto, que incluye más de un centenar de compromisos en materia social, política y de seguridad, constituye, a juicio del vicecanciller costarricense Gerardo Rejos, "un audaz aporte latinoamericano al derecho internacional".
Tras la firma, el acta tendrá que superar, para entrar en vigor, el escollo de la ratificación en los Parlamentos de todos los países centroamericanos, lo que en los casos, de Costa Rica, El Salvador y Honduras -los principales aliados de Estados Unidos en la región- no será fácil, tanto por razones internas como externas. La reunión de la isla de Contadora es la primera que celebra el grupo desde el polémico relevo en la presidencia panameña y la consiguiente crisis política en este país.
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