Los acuerdos eléctricos quiebran la tendencia bajista de la bolsa
El aburrido clima en que se debatía la bolsa desde hace tiempo se vio truncado esta semana con una contundencia y rapidez que sorprendió incluso a los analistas que defendían la próxima recuperación. El índice general ganó 55 centésimas, situándose otra vez por encima de la cota 109%.El mercado estaba sólo pendiente del desarrollo de las negociaciones sobre intercambios eléctricos, y, cuando el viernes se supo esa fausta nueva, la bolsa explosionó como una flor en primavera. Pero a partir del miércoles los expertos habían detectado un cambio de rumbo en las grandes carteras que se confirmó el jueves.
Estos movimientos no eran sorprendentes, a cuenta del protagonismo que ha desempeñado la banca en encontrar una solución. Al final, las compañías compradoras aceptan el valor contable de los activos a intercambiar y, en contrapartida, pedirán a la Administración un plazo mayor para amortizar las adquisiciones.
Por consiguiente, se aleja la posibilidad de que algunas empresas vendedoras se vean obligadas a recortar sus dividendos (se estudian ahora fórmulas al respecto), ya que recibirán el pago en efectivo y mediante asunción de deuda. La caída del dólar también está favoreciendo a estas empresas.
Al mismo tiempo, el descenso de los tipos de interés preferentes de los grandes bancos para sus operaciones de crédito y descuento (entre medio punto y un punto) favorece el despertar bursátil. Una medida de este tipo siempre es seguida por una rebaja en las retribuciones a los depósitos. Paralelamente, permite un incremento de las inversiones.
La euforia eléctrica no ha dejado resquicio para analizar otros datos publicados en la semana y que no son tan positivos. A pesar de que el cuadro macroeconómico para 1986 pretende una aceleración del consumo (+1,5%) y de la inversión privada (+6%), así como el incremento de los excedentes empresariales (+20%), el hecho de que se prevea un aumento hasta 668.100 millones en el recurso al Banco de España, el doble que este año, introduce riesgos inflacionarios agravados con la aplicación del IVA, a pesar de que se haya recortado el crecimiento del producto interior bruto hasta el 2,5%.
El previsto recorte de la financiación de la deuda, con una retribución media anual del 10% para los pagarés a 12 meses y del 10,5% para los de 18 meses, no impide que el déficit alcance esa temida cifra de 1,42 billones de pesetas.
También han pasado sin pena ni gloria el anteproyecto de ley sobre la reforma del mercado de valores, aunque el texto es neutro, y la marejada bancaria, que debe haberse convertido otra vez en centro de atención de la autoridad monetaria.
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