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Fabius atribuye a Hernu y al almirante Lacoste la paternidad del atentado contra el 'Rainbow Warrior'

Soledad Gallego-Díaz

El primer ministro francés, Laurent Fabius, de signó ayer al ex titular de Defensa Charles Hernu y al ex jefe de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE, servicio de espionaje) almirante Pierre Lacoste como autores de la iniciativa de hundir el barco ecologista Rainbow Warrior. Es la primera vez que el jefe del Gobierno designa por sus nombres a los responsables de la orden. El Gobierno francés nombró ayer al general René Imbot, de 60 años, como sustituto del almirante Lacoste.

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Fabius, que intervino en su tradicional programa televisado Parlons Franc (Hablemos claramente) explicó que no había sido fácil dilucidar las responsabilidades porque no existe una orden escrita. "Esta tarde he convocado en mi despacho al almirante Lacoste y a Charles Hernu", prosiguió, "estoy convencido de que los dos actuaron animados por lo que consideran que es el interés de nuestro país, y de que la responsabilidad se sitúa a su nivel". La declaración del primer ministro implica que los dos acusados no han reconocido su culpa, puesto que se trata sólo de la convicción del jefe del Gobierno. Fabius calificó la decisión de hundir el Rainbow Warrior de "mala, desgraciada y de graves consecuencias". Por eso ordenó la destitución del almirante Lacoste y aceptó la dimisión de Hernu.El jefe del Gobierno insistió en que la verdad había sido ocultada tanto al presidente de la República, François Mitterrand, como al investigador oficial nombrado por el Gobierno, Bernard Tricot como a él mismo, y que solamente después de que Lacoste y Hernu abandonaran sus puestos fue posible saber lo ocurrido. "Yo no fui informado de la preparación del atentado y no supe hasta el sábado pasado que habían intervenida agentes del espionaje francés, porque hasta entonces siempre se me respondió que no".

Laurent Fabius admitió implícitamente que los fondos que sufragaron la operación fueron desbloqueados con el visto bueno de la oficina del primer ministro, pero señaló que se trataba de un "procedimiento habitual" y que, teóricamente, estaban destinados a una simple operación de información.

En cuanto a la detención de cuatro oficiales de la DGSE acusados de haber filtrado informaciones a la prensa, el primer ministro dijo que es imposible admitir que unos militares revelen los nombres de los agentes secretos. "La Prensa, por el contrario, es libre y ha hecho su papel. Tengo que reconocer que ellos han ayudado a desvelar la verdad".

El primer ministro reiteró su convicción de que, en la "iniciativa del asunto", no existió una voluntad de desestabilizar al Gobierno, pero expresó sus dudas sobre la ejecución del proyecto y se preguntó si no había existido en cierta forma la intención de "sabotear el sabotaje". Fabius anunció que el Gobierno indemnizará inmediatamente a la viuda y a los familiares del fotógrafo portugués que resultó víctima del atentado y que el nuevo director de la DGSE, general Imbot, se dedicará inmediatamente a reorganizar los servicios de espionaje "con toda la confianza del Gobierno".

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Se mantendrá la política

"Soy el primer ministro de Francia y pienso seguir al frente de mis responsabilidades" añadió Fabius, en respuesta a quienes piden su dimisión. El jefe del Gobierno recordó que es la primera vez que a nivel político se decide descubrir la verdad sobre un escándalo, "aun cuando sea cruel", e insistió en que las Fuerzas Armadas no están, en absoluto, puestas en tela de juicio. Francia, añadió Fabius, no va a modificar su política de defensa o su política nuclear por culpa del caso Rainbow Warrior. "Es Francia la que decide cuáles son sus intereses y cómo defenderlos, dentro del respeto a la ley".

La intevención del primer ministro ante las cámaras de la. televisión despertó una gran expectación. Fabius, que se ha convertido en el centro de los ataques de la oposición, tenía que actuar con rapidez para salvarse de la quema. Su posición, según sus colaboradores, habría seguido siendo muy desairada mientras que no pudiera presentar formalmente a Hernu como único responsable político del escándalo. El ex ministro de Defensa tiene ahora la palabra Hernu no parecía dispuesto ayer a llevar él solo la carga. 24 horas antes había roto su silencio para anunciar que no entrará en polémicas, pero precisó que sigue considerando el atentado como algo "escandaloso, condenable y desproporcionado", afirmación difícilmente comprensible si fue él quien autorizó el hundimiento.

El general Imbot, creador de la Fuerza de Acción Rápida y ex jefe del Estado Mayor del Ejército, tiene ahora la tarea de reorganizar la DGSE, para lo que necesitará todo su carácter. Su nombramiento da satisfacción a la cúpula de las Fuerzas Armadas, inquieta por el desarrollo del escándalo y tranquiliza a los agentes que temen una oleada de depuraciones. Imbot, que tiene fama de duro, ha de reconstruir el informe sobre el Rainbow Warrior, del que faltan numerosas piezas, presumiblemente destruidas.

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