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Crítica:TEATRO / 'LA TABERNA FANTÁSTICA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un sainete bronco

La taberna fantástica es una obra de hace 20 años; ha tenido ediciones, pero no se ha estrenado hasta ahora. Fue anteayer, en la sala Fernando de Rojas, del Círculo de Bellas Artes. Corresponde a una profunda atención que por esa época prestaba Alfonso Sastre, en libros y ensayos, a lo que se llamaba el lumpen -recorte del término marxista-; por su marginación, sus oficios, sus costumbres y sus lenguajes. En esta representación la obra resulta ser una tragicomedia que, por la interpretación que se le da, se vence del lado de lo cómico.Aparece como una obra de figurón, según la nomenclatura clásica española, por las excelencias interpretativas del actor Rafael Álvarez El Brujo, que empalidece lo que debía ser la galería de personajes tabernarios.

La taberna fantástica

De Alfonso Sastre. Intérpretes: Eduardo McGregor, Carlos Marcet, Mauro Muñiz, Rafael Díaz, Rafael Álvarez El Brujo, José Manuel Mora, Fulgencío Saturno, Francis García, Vicente Cuesta, Ramón Durán, Avelino Cánovas, Concha Rabal Enrique Navarro. Escenografla de Rafael Palmero. Dirección: Gerardo Malla. Estreno: Círculo de Bellas Artes. Madrid, 23 de septiembre.

Naturalismo mágico

El naturalismo mágico de la lectura toma, al ponerse en pie de esta forma, una dimensión teatralera. Los lenguajes mezclados, el hallazgo de las palabras observadas y reproducidas con el sentido irónico y culto del autor, se falsifican por la prosodia, que no corresponde; da la mejor versión El Brujo, y le sigue en aproximación Vicente Cuesta.Las escenas valientes de los dos son o mejor de la representación, lo más directamente teatral. Aunque el autor declara no haber retocado la versión original de su obra para este estreno, han desaparecido algunas escenas, algunas acotaciones de instrucción del autor y algún personaje con respecto a la edición de 1983 (universidad de Murcia, a cargo de Mariano de Paco), cuya lectura parece imprescindible para el conocimiento de la obra y para la apreciación de su sentido bronco y agudo, del corte documental y literario que, está en el texto.

Un buen actor cómico

Lo que se ve ahora, tras la direccion de Gerardo Malla, es la exhibición de un buen actor cómico, Rafael Álvarez El Brujo, con una personalidad propia que no disimula para mejor servir al personaje -en la línea de los cómicos del pasado: Bonafé, Somoza, Valeriano León-, centrada sobre todo en un monólogo y en una escena con su antagonista, Vicente Cuesta, muy buen intérprete de su personaje.El mundo que tan entrañable le es al autor de La taberna fantástica queda más bien parodiado, y el toque de sainete blando y moralista a lo Carlos Arniches aparece al final, cuando los dos personajes más marginados de dentro de la marginación, ateridos y borrachos, contemplan las luces de los rascacielos donde está la supuesta felicidad y atribuyen su exclusión a no haber sido alfabetizados a tiempo.

Actores como Carlos Marcet, Eduardo McGregor o Concha Rabal, que intervienen en la obra de Alfonso Sastre, acompañan bien a El Brujo y a Vicente Cuesta; en otros se pierde la acidez del lenguaje.

Todo demostró, sin embargo, una gran eficacia a la hora de enfrentarse con un público predispuesto en el Círculo de Bellas Artes, que ovacionó a los principales intérpretes y al autor. Es de esperar que en los próximos días el éxito de Alfonso Sastre y su Taberna fantástica se reproduzca, sobre todo en favor de este primer actor cómico, de cuyo lado se vence la versión escénica.

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