Una bella y amarga parábola sobre los años sesenta, en el filme polaco 'Yesterday'
ENVIADO ESPECIALEl festival donostiarra se tomó un respiro ayer, domingo. En las secciones paralelas se proyectaron algunos filmes sobre los que habrá que volver, como Idi i smotry, del disidente ruso Elem Klimov, y Caso cerrado, del español Juan Caño, mientras que en la sección oficial se presentó sólo la película polaca Yesterday, una parábola, al tiempo llena de encanto y de amargura, sobre la vida polaca en los años sesenta, urdida alrededor de la historia de unos adolescentes locos por la música de los Beatles, de Radoslaw Piwowarski, que se confiesa católico y creyente.
El director de Yesterday, el polaco Radoslaw Piwowarski, un cuarentón de pelo zanahoria, con humedad de vodka en los ojos y mirada de niño algo loco que le gusta ir al colegio para poder escaparse de él, aseguró que era católico y creyente, lo que no le impide, en su película, dar algunas patadas en, sitio prohibido a la Iglesia de su país. "En Polonia", dice, "meterse con la Iglesia es más comprometido que criticar al Estado. Ahora, la Iglesia juega en Polonia un papel progresivo, pero en los años sesenta, que son los de la ficción de la película, no era así".Yesterday comienza en clave de comedia, pero se va endureciendo y agriando. Cuando al final vuelve a endulzarse, un nuevo e inesperado giro argumental vuelve a amargar el dulce, esta vez ya sin remedio, quedando la película atrapada por el pesimismo.
¿Por qué estas oscilaciones que conducen a un final infeliz? "Porque soy un hombre viejo", dice el director polaco. "Mi madre quiso sobornarme para que la película terminara en happy end, pero yo no me dejé".
La película es una parábola poética y un documento histórico y social. Está realizada con sencillez, eficacia, y de ella brota indistintamente mal sabor de boca y encanto. Cuenta la historia de un grupito de escolares de 1965, hechizados por la música de los Beatles y la súbita leyenda que brotó de ellos. Una sencilla, dura y bonita película, probablemente fugaz.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.