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Los espías Turenge se alojaron en un chalé del primer ministro de Nueva Zelanda

Soledad Gallego-Díaz

Los dos agentes del servicio de espionaje francés conocidos como esposos Tarenge, que están detenidos en Nueva Zelanda como presuntos responsables del hundimiento de un barco del movimiento ecologista Greenpeace, se alojaron en un chalé propiedad del primer ministro neozelandés, David Lange, según se hizo público ayer.

Lange reconoció en una conferencia de Prensa que, "debido a la más sorpredente de las coincidencias", el motel que se encarga de alquilar un chalecito de su propiedad en la playa de Helensville cuando no están ni él ni su familia, cedió la vivienda a una pareja "aparentemente muy respetable" que buscaba alojamiento por una noche. El primer ministro afirmó, con buen humor, que había recibido poco más de un dólar de los servicios de espionaje francés.David Lange aprovechó para criticar a las autoridades de París, preocupadas por las condiciones de encarcelamiento de sus dos agentes. "Tengo que decir que mi chalé es muy modesto y que desde luego no es tan bueno como las celdas individuales en las que están alojados ahora", aseguró. "Pueden llamar a Francia por teléfono regularmente, mezclarse con otros detenidos si lo desean y disfrutar de varios privilegios", añadió.

El primer ministro se extrañó de la preocupación de Paris, sobre todo, dijo, porque los representantes diplomáticos franceses en WeIlington no se han molestado en visitar a la pareja. "Hay una campaña para convencer a los franceses de que los dos agentes están maltratados y eso no es verdad", explicó.

El escándalo del hundimiento del Rainbow Warrior, en el que resultó muerto un fotógrafo portugués, está momentaneamente congelado en Francia. Todo el mundo espera al próximo 4 de noviembre, fecha en que la policía neozelandesa presentará ante el juez sus pruebas contra el comandante Alain Mafart. y la capitana Dominique Prieur, verdadera identidad del falso matrimonio Turenge. Si el comisario Allan Galbraith, a quien la Prensa francesa califica de meticuloso y tenaz, es capaz de presentar pruebas concluyentes sobre la participación de ambos agentes en la preparación del atentado, el escándalo volverá a estallar aún con más fuerza, porque entonces quedará claro que la piscina, es decir la Dirección General de la Seguridad del Estado, no ha tenido tampoco escrúpulos a la hora de engañar a Bernard Tricot, el político a quien el .presidente Fronçise Mitterrand encargó que abriera una investigación, y según el cual los dos espías no tuvieron nada que ver.

La atención se centra ahora en las peripecias del nuevo barco que ha enviado Greenpeace a la zona de Mururoa, el atolón del Pacífico en el que Francia lleva a cabo sus ensayos nucleares. El barco se dirige, con 15 periodistas a bordo y el ex ministro de Defensa de Noruega, Kjeld Olesen, convertido en un ferviente anti-nuclear, a aguas de jurisdicción francesa.

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