Una novela por entregas
El caso Greenpeace se ha convertido en una apasionante novela por entregas en la que casi a diario hay novedades. Todo empezó el 10 de julio, cuando dos explosiones provocaban el hundimiento en el puerto neozelandels de Auckland del Rainbow Warrior, barco insignia de la organización ecologista. Un fotógrafo portugués, Fernando Pereira, resultó muerto.Cuatro días después la policía detenía a dos individuos provistos de pasaportes suizos falsos a nombre de Sophie y Alain Turenge, en tanto que un yate alquilado, el Ouvea, llegaba, procedente de Nueva Zelanda, a Australia, donde sus tripulantes fueron interrogados. Su pista, y la del barco, se pierde allí.
El 23 de julio, los Turenge son procesados por asesinato y sabotaje. Se dictan órdenes de busca y captura de los tripulantes del Ouvea y de una mujer sin identificar infiltrada en Greenpeace.
El 8 de agosto, cuando los medios de comunicación dan ya toda clase de detalles sobre la supuesta participación de los servicios secretos franceses (Dirección General de Seguridad Exterior, conocida como la piscina) en el atentado, el presidente, François Mitterrand, ordena una investigación independiente, a cuyo frente pone al político gaullista Bernard Tricot.
Dos días después, la radio estatal francesa asegura (y los servicios secretos filtran) que los dos detenidos en Auckland son una capitana y un comandante del Ejército adscritos a la DGSE. Pasados unos días se revela en la Prensa" que la mujer infiltrada en Greenpeace, todavía en paradero desconocido, es una teniente que trabaja para la piscina.
El 21 de agosto la Marina neozelandesa consigue sacar a flote el Rainbow Warrior. Un día más tarde la policía de este país confirma lo que ya se sabía desde algún tiempo antes: que la mujer detenida en Auckland es la capitana del Ejército francés, adscrita a la piscina, Dominique Prieur. Finalmente, ayer el informe de Bernard Tricot absuelve de responsabilidades a los jefes de la DGSE y al ministro de Defensa, en tanto que publica los nombres todavía ocultos en el escándalo, como los de los tripulantes del Ouvea (oficiales también de la piscina), que se presentan en París a la policía.
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