Desigual reaccion de los médicos ante el propósito del Gobierno de controlar el uso de la metadona
La próxima aprobación en Consejo de Ministros de la orden del Ministerio de Sanidad por la que se controlará el uso de la, metadona como tratamiento de rehabilitación de heroinómanos y se limitará su uso a los hospitales públicos (véase EL PAIS de ayer) ha provocado una reacción desigual entre los médicos. Los facultativos de los centros públicos han acogido la futura regulación de la metadona con satisfacción, en tanto que algunos médicos de clinicas privadas especializadas en este tipo de tratamiento de la toxicomanía han mostrado su rechazo. Además de ineficaz, entienden que la orden va contra el derecho de los médicos. a prescribir libremente el mejor tratamiento para sus enfermos.
Hay coincidencia en la comunidad científica, sin embargo, en la consideración de que la metadona es escasamente útil para la curación de heroinómanos. Esta droga, que es un opiáceo con las mismas propiedades que la heroína, aunque atenuadas, no es eficaz como tratamiento de desintoxicación. Ésta es la opinión del doctor Santiago de Torres, responsable de la única unidad clínica de desintoxicación que existe en España, la del hospital del Mar, de Barcelona. "La utilización de la metadona como técnica terapéutica es útil sólo por algún tiempo y en casos muy determinados. Nosotros la utilizamos muy poco"."El uso de la metadona por sí sólo no es más que una modificación de la dependencia, que tiene aspectos positivos en relación a la heroína, pero en absoluto eficaz por sí sólo", añade.
Esta opinión no es sólo mantenida por los profesionales vinculados al sector público de la sanidad. También el doctor Montero, de la Bandera, que tiene una de las consultas privadas de Barcelona con mayor número de pacientes en programa de tratamiento con metadona, considera que la metadona no tiene ninguna utilidad como medio de desintoxicación. A pesar de ello, el doctor Montero está totalmente en contra de las restricciones que prepara el ministerio.
"La metadona no es adecuada para la desintoxicación, y eso el ministerio lo sabía perfectamente, a pesar de lo cual ha tolerado programas de 30 o 40 días, de desintoxicación con metadona y luego ha abandonado a los toxicómanos a su suerte, sabiendo que siguen con la misma dependencia".
El doctor Montero es partidario de que la metadona pueda prescribirse indefinidamente, no como desintoxicación, sino como simple tratamiento de mantenimiento.
Reconoce que la orden de 1983 "cejeaba por muchos lados" y que la prescripción de metadona ha resultado una actividad altamente lucrativa para muchos médicos, pero entiende que la orden ministerial "es propia de los Estados más autoritarios. El Estado no puede arrogarse la potestad de decir cuándo se ha de utilizar la metadona y cuándo no. Y, además, los médicos tenemos derecho a la libre prescripción".
Evitar los abusos
Frente a la oposición radical de los médicos que tienen consultas privadas, en los medios profesionales vinculados a la Administración y a los. centros sanitarios públicos, la nueva normativa ha sido bien acogida. De hecho, se esperaba desde hace tiempo una regulación ministerial que subsanase las deficiencias de la anterior orden ministerial. "La nueva normativa es totalmente correcta, pero su eficacia dependerá de que efectivamente se dote a los hospitales autorizados de los recursos humanos y materiales necesarios para poder desarrollar los programas", declaró el doctor Lluís Sans, del hospital del Mar.
"La creación de unidades de desintoxicación en los hospitales públicos evitará los abusos que actualmente se producen y dará la oportunidad de desintoxicación a muchos toxicómanos, pero estas unidades deben estar dotadas con los recursos suficientes para hacer frente al grave problema de la drogadicción en España, añade el doctor Lluís Sans.
Las delegaciones del Ministerio de Sanidad en las comunidades autónomas y las provincias han controlado la prescripción de metadona desde que en mayo de 1983 se dictó una orden ministerial para regular el uso de esta sustancia. Hasta ese momento, la metadona podía ser recetada por cualquier médico, con el simple requisito de utilizar para ello el recetario especial de estupefacientes que facilitan los Colegios de Médicos.
La orden de 1983 del ministro Ernest, Luch añadió a este requisito la obligatoriedad de comunicar a las delegaciones del Ministerio de Sanidad el nombre del enfermo en tratamiento y de garantizar, mediante análisis de orina, que el toxicómano tratado no se inyectaba además heroína. Con ello, el ministerio pretendía controlar la metadona que se utilizaba, los médicos que la recetaban y los toxicómanos que la consumían.
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