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El espía que huyó al frío

Paraíso de 16.000 agentes del Este

AFP La República Federal de Alemania (RFA) se ha ganado fama de ser un auténtico hormiguero de espías. Su posición geoestratégica (el llamado telón de acero divide en dos el suelo alemán) y su potencial industrial han convertido a la RFA en un paraiso ideal para los agentes del Este, de los que unos 16.000, según los especialistas, trabajan en su territorio.

La mayor parte de ese ejército trabaja para la República Democrática Alemana (RDA) -según algunas fuentes el 80%-, ya que sus agentes no tienen ningún problema para pasar inadvertidos entre los otros alemanes.

Según el contraespionaje de la RFA, muchos de esos agentes se deslizan entre la ola de refugiados que cruzan el telón de acero con dirección a Occidente. Sólo en 1984 llegaron legalmente a la República Federal de Alemania 40.000 alemanes orientales. De esa manera llegaron a la RFA las dos secretarias que días atrás se pasaron a la RDA, Sonia Lueneburg y Úrsula Riechter, y también Günter Guillaume, que llegó a la RFA en 1956 y que se convirtió en consejero del canciller Willy Brandt.

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La triple tarea de la BFV

El caso Guillaume

El caso Guillaume fue precisamente uno de los grandes fracasos del servicio de contraespionaje de la RFA -la Oficina Federal de Defensa de la Constitución (BFV)-, ya que no fue desenmascarado hasta 1974, tras 18 años de actividad. El escándalo llevó a Brandt a presentar su dimisión. En octubre 1981, Guillaume fue devuelto a la RDA en el marco de una operación de canje de espías.

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El golpe que supone para el contraespionaje alemán la huida de Hans Joachim Tiedge sólo tiene parangón con el que supuso la deserción en plena guerra fría, en 1955, del primer jefe máximo de la BFV, Otto John.

En 1967, la deserción a Occidente de Eugeni Runge, coronel del Comité de Seguridad del Estado (KGB) soviético, provocó una oleada de suicidios de funcionarios, presuntamente espías, en los servicios de contraespionaje de la RFA, entre ellos el número dos del Servicio de Información Exterior (BND), Horst Wendland. Entre 1979 y 1984 la BFV logró capturar a 169 espías.

La BFV se apuntó un buen éxito en 1979, gracias a la deserción del teniente del servicio de espionaje de la RDA Werner Stiller. Pudieron ser detenidos así 30 agentes de la RDA y se adquirió un buen conocimiento de los métodos de trabajo del jefe de los servicios de espionaje de la RDA, Markus Wolf, a quien se le atribuye una especial debilidad por la utilización de mujeres como espías. Entre 1969 y 1979, la BFV capturó u obligó a refugiarse en la RDA a 20 secretarias espías.

Pero el Este utiliza, además de secretarias, hombres que parecen por encima de toda sospecha, como Manfred Rotsch, un ingeniero de 61 años que trabajaba en la Messerschmidt -empresa gigante de la construcción aeronáutica alemana-, pero que durante 30 años estuvo al'servicio del KGB. Fue detenido el pasado otoño y Bonn confesó que había pasado a la URSS los planos del avión de combate Tornado.

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