Para amantes de novela policiaca
Hay hierbas que son argumentos, posibles soluciones dramáticas para autores nóveles. Novelas policíacas en el cottage y relato gótico en, las tapias de camposanto a cuyo socaire brote el beleño, la hierba nigromántica por excelencia. Los emplasteros lo aplican de manera externa; pero ingerido es peligroso por contener un principio, la hiosciamina, que hábilmente administrado provoca letargia, delirio, estupor y locura furiosa. El estramonio se le parece. Esta planta, de unos 70 centímetros, de tallo herbáceo verde pálido, fruto de tamaño de una nuez erizado de púas y olor nauseabundo, crece en estercoleros y lugares incultos. Originario de Asia, donde los orientales lo usan para cortar el opio, llegó a Europa en los baúles de las tribus zíngaras, en plena Edad Media. Los hechiceros se servían de su semilla para provocar visiones y vuelos sin motor. El que haya merecido apodos como herbe aux sorciers, herbe des magiciens, herbe aux diables en Francia, sorgin bedar (hierba de brujas) en Euskal Herria y peine del diablo en algunas provincias andaluzas no deja lugar a dudas. A pesar de ello, la medicina paralela recomienda a los asmáticos fumar sus hojas en pipa o cigarro, previamente mezcladas con otras de malva, de salvia y, para que vean, de tabaco. Ambiguo árbol de la ciencia.Por eso ponemos en guardia a los neófitos en cuanto a toda manipulación o química recreativa a base de vegetales psicotrópicos. Les prevenimos asimismo contra la frase frívola de que la medicina natural lo peor que puede hacer es no curar. Eso puede ser cierto en el caso de la angélica, el hisopo, la menta, el regaliz y las ortigas, que los suecos siempre utilizaron para hacer ensaladas, y los charlatanes de plazuela, para sus crecepelos. Pero la digital, el eléboro negro, los evónimos, el euforbio, la mandrágora están ahí, en rincones fantasmales del bosque y en los arriates de los chalés. La leyenda concede al tejo, de torva belleza, una longevidad de dos y tres mil años. Sus bayas son azucaradas y apetitosas. Aseguran que se pueden comer unas cuantas sin peligro, y que son relajantes. Sólo que, ¿cuántas son unas cuantas?
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