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Entrevista:

Rakowski: "Polonia ha pagado cara la estupidez de Solidaridad"

"Los polacos tienen que racionalizar sus ideas y sus hechos" - "No creo que Walesa pueda volver a ser interlocutor para el Gobierno"

El viceprimer ministro del Gobierno polaco, Mieczyslaw Rakowski, de 59 años, es un personaje atípico en el equipo del general Wojciech Jaruzelski. Calificado por muchos como un liberal en el seno del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP), este intelectual y periodista dirigió el diálogo del Gobierno con Solidaridad para convertirse después en defensor de la implantación, en diciembre de 1981, de la ley marcial, que, según el, evitó a Polonia una sangrienta tragedia.

Mieczyslaw Rakowski hizo esta semana una escala en Madrid, a su regreso de la toma de posesión del presidente peruano Alan García. Su deseo de entrevistarse con el vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, no pudo cumplirse. "Me dijeron que Guerra estaba muy ocupado. Lo siento, pero no me rasgaré las vestiduras por no haberle podido ver. Eso si, yo también sé estar ocupado cuando no me quiero entrevistar con alguien".Pregunta. En Polonia,las críticas más duras contra el régimen se dan hoy en las iglesias, donde entre aplausos de los feligreses se dirigen fuertes ataques al sistema y a la Unión Soviética. ¿Ha llegado el Gobierno a un pacto tácito con la Iglesia para conceder algo así como un fuero especial a los sacerdotes para expresar opiniones por lo demás perseguidas y dar así una válvula de escape al malestar sin consecuencias políticas ulteriores?

Respuesta. No hay tal pacto. Observamos con preocupación las actividades extrarreligiosas de algunos sacerdotes que son un claro abuso de sus atribuciones y causan, en mi opinión, más daño a la Iglesia que al Gobierno . Este sector radical del clero es, no obstante, una minoría. La mayoría de los integrantes del clero polaco se limitan a su legítima labor religiosa. A esta mayoría pertenece también el cardenal primado Josef Glemp. Otro asunto es el grado de influencia que Glemp pueda tener sobre estos sacerdotes.

La tarea histórica de la Iglesia en una comunidad socialista es buscar su espacio en la nueva sociedad. Los radicales en el clero polaco sólo retrasan este proceso histórico y dificultan la convivencia entre el Estado y la Iglesia.

P. En Varsovia se percibe falta de empuje del partido para explicar sus planes. ¿No se concentra hoy el régimen en parchear los problemas que surgen, en apagar conflictos más que en presentar una propuesta de normalización y reconciliación tras el tráuma de 1981?

R. El problema fundamental hoy en día en Polonia es recuperar la dinámica económica. La economía determina las posibilidades y actitudes políticas. Tenemos que tener en cuenta nuestras posibilidades. Si no, todo programa es o aventurero o simplemente irreal, wishful thinking. El POUP tiene un programa para la normalización económica. Se basa en la labor cotidiana, sin grandes lemas ni manifestaciones extentóreas.

Soy consciente de las debilidades del partido y de las autoridades. En la pasada crisis el partido perdió un millón de militantes. También cabe cuestionar la disposición de los militantes a aplicar con pujanza el programa.

P. Los últimos llamamientos a la huelga han mostrado que Solidaridad ha perdido en gran parte su capacidad de convocatoria. No obstante, esto se debe más a la resignación e indiferencia. El apoyo popular al partido sigue siendo muy bajo. ¿Ante las elecciones del próximo mes de septiembre, cómo ,quiere evitar el partido que se ignore la consulta y cómo quiere ganarse a la población?

R. La crisis de 1981 fue mucho más grave que las precedentes de 1956 y 1970. El proceso de recuperación será mucho más largo. La división entre los polacos fue muy profunda. No tenemos grandes programas. Pecaríamos de falta de realismo. Somos parcos en promesas. Queremos que los ciudadanos se den cuenta de que su bienestar depende de ellos. Los polacos tienen que racionalizar sus ideas y sus hechos. En nuestro país hay pocos antecedentes de realismo y racionalidad.

Al mundo le encanta que los polacos sean heroicos. Las posturas románticas y los mitos nos han perjudicado mucho. Siempre hemos provocado el llanto de los demás con nuestra sangre. Así no se aumenta el suministro de carne a nuestra población.

P. ¿Excluye que en este proceso de normalización y racionalización se reabra el diálogo con la oposición? ¿Podría jugar ahí un papel Lech Walesa?

R. No creo que Walesa pueda volver a ser un interlocutor para el Gobierno. En la política, todo se paga. En 1981, nosotros, insistimos a diario en dialogar. Nuestra propuesta de negociación fue rechazada. Polonia ha pagado un precio muy alto por culpa de los dirigentes de Solidaridad. Por su arrogancia y por sus intentos por hacerse con el poder.

Éstos no podrán ser intelocutores, al menos para mi generación.Su estupidez y sus juegos con la política estuvieron a punto de provocar una catástrofe nacional en Polonia. Pero aparte de éstos hay otra oposición en Polonia, y yo creo que hay posibilidades de articular vías para su participación en las tareas políticas del país.

Relaciones exteriores.

P. Polonia está pasando momentos de tensión con la RFA por las declaraciones de círculos conservadores del Gobierno de Bonn que cuestionan las fronteras de 1945. ¿No estaba este dilema zanjado con el tratado de Varsovia firmado por Willy Brandt en 1970?R. Por lo visto no. Es un hecho que en la RFA existe el revisionismo. Yo he dedicado 20 años de mi vida a mejorar las relaciones polaco-alemanas, a pesar de que ellos mataron a mi padre. Participé en la preparación del tratado de 1970. Tras las experiencias de los polacos con los alemanes, seis millones de muertos bajo el nacionalsocialismo, la existencia de un solo revanchista o un solo neofascista en Alemania es para mí un motivo claro para denunciar y condenar.

P. La llegada de Mijail Gorbachov a la dirección del Kremlin ha abierto grandes expectativas en todo el mundo. Se dice que el líder soviético está poco dispuesto a tolerar anomalías políticas en la comunidad socialista que puedan entorpecer la política de racionalización económica del bloque. ¿Es cierto que Jaruzelski ha recibido un ultimátum para concluir rápidamente el proceso de normalización?.

R. He oído con insistencia esa interpretación occidental del encuentro de abril entre Jaruzelski y Gorbachov. Es ridícula. Gorbachov, como coinciden en señalar también los medios occidentales, es una persona de gran realismo, abierta, culta e informada. Un ultimátum para la normalización polaca revelaría que ha llegado al Kremlin un líder que no entiende en absoluto la realidad polaca. Es absolutamente ridículo.

Gorbachov entiende perfectamente cuál es la situación de los comunistas en Polonia. Gorbachov está dinamizando la política interior y exterior de la URSS, lo que está de acuerdo con los intereses de Polonia. Cuanto más dinámica sea la política soviética, mejor será nuestro ánimo.

P. ¿Cómo ve usted el papel de su compatriota, Juan Pablo II, en la crisis polaca?

R. Las opiniones sobre el Papa son muy controvertidas. Hay polacos que consideran que el hecho de que el Papa sea polaco es el acontecimiento histórico más importante de los últimos siglos. Otros consideran que está obsesionado con Polonia y que esto causa daño a la Iglesia. Otros le consideran reaccionario. Yo debo ser muy prudente al decir mi opinión. Ojalá consiga mejorar la vida de millones de seres humanos que están en la miseria en todo el mundo. Si no, todas sus bellas palabras serán una anécdota. La historia lo juzgará por sus resultados.

P. Usted en un político muy atacado, y en Varsovia su cese es rumor perenne. ¿Va a cesar Rakowski?

R. Conozco esos rumores y no los tomo en serio. Estoy comprometido con esta política y no estoy cansado. Yo soy mucho más crítico que muchos de los que me atacan. Yo critico también a estas personas, que se desconectan de la realidad y se someten a la influencia de los mitos. Pero mi permanencia en el equipo no depende sólo de mí.

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