El Hollywood que viene
El 40% de las recaudaciones de taquilla se produce en Estados Unidos en estos meses
Tanto los productores como los directores y los actores se dividen, en el Hollywood de hoy, en dos categorías: aquellos cuyas películas pueden estrenarse en verano (o Navidades) y los que no. El verano no es sólo la época favorita de los norteamericanos; para el negocio del cine es la época de las vacas gordas. Las estadísticas enseñan que año tras año alrededor del 40% de la taquilla de este país se recauda durante los meses veraniegos, concretamente, entre las fiestas del Memorial Day (o día de los caídos por la patria), el 30 de mayo, y el Labor Day del 2 de septiembre. El resto, los otros nueve meses -exceptuando Navidades y algunas fiestas importantes- son destinados a las películas menores, consideradas así desde un punto de vista comercial.Las razones del fenómeno hay que buscarlas, en parte, en el buen tiempo que, a lo largo del continente, les pide a los cuerpos anglosajones salir de casa (especialmente a quienes no disfrutan aún de ese pedazo del sueño americano que es el aire acondicionado). Pero la razón de razones es que los colegios echan el cierre, y la adolescencia se aburre en casa, por muchos canales de rock vídeos que tengan en la tele, bajo la vigilancia paterna, que, desde la habitación vecina, impide la diversión: fumar, beber, drogarse o simplemente alguna experiencia sexual con la madona de turno. Los jóvenes, sobre todo los jóvenes, se aburren en verano, y el cine es la píldora antídoto elegida para combatir este incurable y creciente mal del aburrimiento.
Como los ejecutivos de los grandes estudios no son tontos (no tengo prueba definitiva de esto, pero me gustaría seguir trabajando en esta ciudad), no estrenan sus grandes películas -o las que ellos creen que son grandes- en las temporadas anodinas del año, sino que, por el contrario, las reservan y las planean para las fechas idóneas.
En estos días hay 60 películas listas, para su estreno (lo que representa un aumento del 25% respecto al año anterior). Solamente las grandes compañías se apuntan 43 de estos filmes. El resto, el producto independiente -léase los que no encuentran fácilmente una sala donde estrenar-, tratarán de repartirse las migajas que dejen las mayores.
Sin película favorita
En el verano de 1985, como en los anteriores, los géneros más repetídos son las comedias de adolescentes y los filmes de acción. Por el contrario, esta vez no hay un claro favorito, un megafilme de los dirigidos por Lucas o Spielberg, como en años anteriores: 1980, El imperio contrataca; 1981, En busca del arca perdida; 1982, E. T.; 1983, El retorno del Jedi, y 1984, Indiana Jones en el templo maldito, aunque esta última fue derrotada por Cazadores de fantasmas. Tampoco contaremos con los dos grandes cómicos del momento, Bill Murray y la superbomba de las taquillas, Eddie Murphy.Tal vez por la ausencia de ese megafilme soñado, o de las atracciones especiales para la taquilla los estudios se han decidido a ,reestrenar algunos de sus viejos éxitos: Universal, E. T., que volverá a telefonear el 19 de julio; Columbia, Cazadores de fantasmas, en agosto, y Warner, Gremlins, también en agosto. La pregunta de cómo irán comercialmente esos títulos ya conocidos y aplaudidos está en el aire. Hace unos meses se reestrenó la tercera parte del sueño galáctico de George Lucas, El retorno del Jedi, y fue un fracaso económico.
El verano comenzó con A view to a kill, el último James Bond, que ha recaudado 40 millones de dólares en cuatro semanas, aunque, en general, ha decepcionado a los seguidores de la serie, fieles adictos, pese a todo, al agente con permiso para matar. Esta película sólo fue superada por Rambo, acorralado, parte segunda, que en el mismo tiempo de explotación ha barrido las taquillas con la fabulosa cifra de 97 millones de dólares en 2.074 cines. Silvester Stallone (Semental Silvestre, sería la traducción al castellano de este digno representante de Hollywood) interpreta, de nuevo, al veterano de guerra John Rambo, que ahora regresa a Vietnam a matar a todo quisque -especiaImente comunistas- con la disculpa de rescatar a unos prisioneros norteamericanos. El éxito de la película radica en que conecta con un patrioterismo irracional y creciente que por aquí está en auge -el anuncio reza: "Rambo, el espíritu americano"- y una necesidad de tomar revancha, aunque sólo imaginaria, de una guerra perdida.
Ron Howard, el,que fue director de Splash, ha probado, de nuevo su habilidad y valor haciendo una película para toda las edades con Cocoon. Una historia de ficción científica y ancianidad que en la primera semana ha recaudado siete millones de dólares, a pesar de que parece que el público potencial había de ser adulto, es decir, aquel que menos va al cine.
Otras aventuras cientifescas y veraniegas, destinadas ya directamente al público adolescente, son Explores, de Paramount; The Goonies, de Warner, y Vuelta al futuro, de Universal, ambas producidas por Steven Spielberg. De Vuelta al futuro se espera la campanada taquillera. Su director, Robert Zemekis, tenía el proyecto durante años en el cajón de nadie lo quiere, hasta que su éxito con En busca del corazón verde y su protector, Spielberg, le dieron el oportuno respaldo. La película es la historia de un joven que viaja en el tiempo para encontrarse con sus padres cuando éstos tenían la edad que él tiene ahora.
Cierta violencia
Además de películas con adolescentes envueltos en ficción científica, los norteamericanos tendrán también otra posibilidad de disfrutar de cierta violencia. Además de Rambo, el otro macho del cine americano, Chuck Norris, tratará de detener la Invasión USA, prevista para el 23 de agosto, y distribuida por una de las "casi grandes" compañías: Cannon. Por otro lado, Mel Gibson, volviendo al papel que le hizo popular, se enfrentará a la malísima de la Tina Turner en otro episodio de Mad Max, beyond the thunderdome, distribuida por Warner. Red Sonja, una especie de Conan femenino probará sus espadas made in casa De Laurentiis.El horror también estará presente con Lifeforce, una película coescrita por el que fue guionista de Alien, Dan O'Bannon. Ha costado 40 millones de dólares, aunque quienes la han visto, hasta ahora, la califican de perdedora. The stuff de New Word, otra de las casi grandes, nos tratará de aterrorizar a mediados de julio.
Michael Cimino, años después de su gran fracaso con La puerta del cielo (que llevó a la bancarrota a United Artists), parece que tiene ahora la oportunidad de reconciliarse con Hollywood con El año del dragón, producida por De Laurentiis y distribuida por Metro, como parte del acuerdo de cinco películas que las dos compañías tienen entre sí. Cimino terminó el rodaje antes de tiempo y por debajo del presupuesto. Todo un gesto.
El veterano maestro John Huston también regresa, esta vez con el género que le hizo famoso, los gánsteres. Prizzi's honor es el título basado en una novela de Richard Condo e interpretado por el -otra vez magnífico- Jack Nicholson y Kathleen Turner. Sorprendentemente, el filme ha recaudado a las dos semanas de su estreno la respetable cifra de casi 10 millones de dólares. Sorprendente, porque la película, en principio, sólo debería atraer a un público sofisticado, escaso en EE UU, como todos sabemos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.