La internacionalización de la banca ha exigido un mayor control sobre las entidades financieras, según Martínez Cortiña

El proceso de internacionalización de la banca, que ha vuelto a tomar auge desde la última década, ha exigido un mayor control y supervisión de las entidades financieras por parte de las autoridades monetarias de los países industrializados, según señaló Rafael Martínez Cortiña, consejero delegado del Banco Exterior de España, en el seminario que sobre la banca en la CEE dirige en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

La consolidación de balances de los grupos financieros españoles, que entró en vigor al término del primer semestre de este año, puede producir importantes sorpresas en el mundo financiero, según Martínez Cortiña.El consejero delegado del Banco Exterior señaló que en el fuerte proceso de internacionalización de la banca, la española lo ha hecho a medida de sus posibilidades, lo se debió a un cúmulo de factores que empujaban en esa dirección a partir de los primeros años de la década de los 60. Los mercados internacionales tenían un sistema de regulación mucho más relajado que los de los países en los que estaban las casas matrices; el crecimiento de la economía mundial y el crecimiento internacional presentó tasas del 6% anuales durante dos décadas y ello exigía la presencia de entidades financieras en las principales plazas mundiales.

Otra de las razones que explican el mayor papel de la actividad internacional de los bancos la constituye las importantes crisis internacionales iniciadas en los primeros años de esa década: crisis del oro, sucesivas crisis del dólar, que terminan con el patrón de cambios fijos introduciendo unos tipos de cambio fructuantes, y, por último, las sucesivas crisis del petróleo y la marea de dólares que inundaron los mercados internacionales de liquidez monetaria.

El problema de la deuda

Este deseo de salir en busca de mayores actividades internacionales, unido a los excedentes de liquidez por el aumento de los precios del petróleo, provocaron un aumento desmesurado de los créditos, y, posteriormente el impago de la deuda externa de numerosos países.La crisis de la deuda, que debería servir para hacer un ejercicio de unidad a los banqueros que se equivocaron al considerar que no había problemas con los países, según Cortiña, ha provocado una reacción por parte de las autoridades monetarias de los países en los que se encuentran domiciliados los bancos matrices cuyo objetivo es tratar de poner en orden la situación de los bancos respaldando su solvencia y obligándolas a que refuercen sus capitales.

En este sentido hay que recordar la tendencia de la Reserva Federal de Estados Unidos de exigir un mayor coeficiente de recursos propios a los bancos nacionales, lo que ha provocado el anuncio de venta de las sedes centrales de algunos bancos.

En España, la situación se concreta en un mayor poder de control del Banco de España y en la exigencia de mayores provisiones para que los bancos no se enfrenten a problemas de liquidez provocados por la falta de pagos de algunos países en vías de desarrollo.