La alusión al sionismo paraliza la Conferencia de la Mujer de Nairobi
ENVIADA ESPECIAL
La alusión al sionismo como uno de los obstáculos para el cumplimiento de las metas establecidas por las Naciones Unidas para el adelanto de la mujer de cara al año 2000, paralizó anoche durante casi cinco horas la última sesión de la conferencia de Nairobi, aunque al filo de las 23.00 horas locales, una hora menos en la península, parecía que se iba a llegar a una solución de transación que aún no había sido especificada por ninguna de las delegaciones.
Tampoco nadie en la Conferencia sabía a ciencia cierta a qué hora podría clausurarse y la única pista posible estaba en el hecho de que los equipos de traducción simultánea estaban contratados hasta las seis de la mañana de hoy, sábado.
De los 372 párrafos que contiene el documento final de estrategias para la mujer de cara al año 2000, a la hora de dictar esta crónica sólo se habían aprobado 94, ya que el número 95 era precisamente el que contenía la alusión al sionismo.
Dado el ritmo de la sesión de clausura, nadie creía que llegaran a someterse a la consideración de los delegados los proyectos de resoluciones presentados por diversos países, entre ellos el relativo a las mujeres saharauis, que había había provocado una considerable tensión entre las delegaciones española, marroquí y los representantes saharahuis del Frente Polisario.
El llamamiento de la delegación francesa al inicio de la jornada, apoyado en sucesivas intervenciones por Filipinas, Austria e Irlanda, en el sentido de "no dejar escapar esta conferencia hacia cuestiones que nos dividen y que pertenecen a la política internacional, porque puede ser nuestra última oportunidad de responder a la esperanza de millones de mujeres" era difícil que encontrara un buen caldo de cultivo, aunque todas las delegaciones seguían haciendo votos por el consenso.
La deuda externa
Uno de los párrafos del proyecto de documento final de estrategia que más desacuerdos produjo fue el que señala que algunos países desarrollados promueven y adoptan medidas coercitivas, como restricciones, bloqueos o embargos, para presionar a los países en desarrollo. El tema de la deuda externa, uno de los puntos negros de esta conferencia, volvía a salir así a la palestra y hacía elevar sus protestas a países como los Estados Unidos y la República Federal de Alemania, que dijeron que la redacción propuesta "no tenía lenguaje de consenso".Llegó entonces lo que se había querido evitar desde el principio: pasar a votación. El párrafo acusador para algunos países ricos, fue aprobado por 109 votos a favor -la mayor parte de los países de América Latina, África, la India y los países socialistas europeos- 29 abstenciones -países occidentales de Europa, incluido España, Estados Unidos, Canadá, Israel, Nueva Zelanda y El Salvador, entre otros- y ningún voto negativo.
El despiste de la delegada británica dando el sí cuando todos sus compañeros del grupo occidental se estaban absteniendo provocó la hilaridad de toda la sala y obligó a la rectificación inmediata de la votante.
Entre las estrategias aprobadas en el documento, que reconoce que los progresos generales de la mujer durante el decenio han sido modestos, figuran la necesidad de alentar a la mujer a ejercer su derecho de voto y ser elegida; incrementar la participación femenina en las estructuras de partidos políticos y sindicatos; instar a los Gobiernos que firmen la convención.
Equidad en el empleo
También se aprobó un párrafo que hacía mención específica a la necesidad de establecer legislaciones de empleo que garanticen la equidad y eliminar los estereotipos o percepciones que se tienen sobre la mujer y las actitudes que se adoptan hacia ella.Entre los párrafos aprobados figura también la consideración de que la verdadera participación de la mujer en el desarrollo y en el fortalecimiento de la paz requiere medidas multidimensionales concertadas y concebidas en función de las necesidades de las personas, así como la necesidad de que la sociedad reconozca las mejoras de la condición jurídica y social de la mujer, para lo que se ha de llegar, según el texto, a que la mujer desempeñe una función central en la adopción de políticas y decisiones y como intelectual, planificadora, contribuyente y beneficiaria del desarrollo.
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