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El Estado de Florida reclama la propiedad del tesoro encontrado en sus aguas

La suerte sigue sonriendo al buscador de tesoros Mel Fisber, quien descubrió el pasado fin de semana, a unas 40 millas marinas de Cayo Hueso, en Florida (Estados Unidos), los restos de un galeón español, el Nuestra Señora de Atocha, con un botín evaluado en cerca de 400 millones de dólares (unos 65.000 millones de pesetas). Sin embargo, su lucha por mantener la propiedad total del tesoro no ha terminado, porque el Estado de Florida está contemplando la propuesta federal de propiedad estatal de los tesoros encontrados en sus aguas.

La fiebre del tesoro ha hecho presa de Cayo Hueso, la pequeña ciudad del sur de Florida, el punto más meridional del país, "donde comienza Estados Unidos", como reza un cartel indicador. Aunque los trabajos exploratorios de Fisher y su equipo son ampliamente conocidos en la zona, la noticia del hallazgo del principal cargamento de Nuestra Señora de Atocha ha atraído una caravana de curiosos y turistas que se lanzaron al mar en dirección al Dauntless, el pequeño remolcador transformado en cuartel general de los buscadores del tesoro.A pesar del mal tiempo y los cielos nublados que dificultan la visibilidad, los buzos del equipo de Mel Fisher no necesitaron modernos instrumentos para visualizar una verdadera montaña de plata. "Se veía tal como lo había soñado: había algunas rocas, pedazos de madera, y lingotes, lingotes, lingotes de plata", manifestó jubiloso, a la agencia Efe, Shaky Jake, uno de los buzos.

Las operaciones de rescate se vieron ayer temporalmente interrumpidas debido al mal tiempo, pero Mel Fisher y los 75 empleados de su compañía han tomado precauciones. Siete naves y 35 hombres armados montan guardia vigilante contra quienes puedan interesarse demasiado por el descubrimiento de Fisher. Por otro lado, una cámara submarina ha sido instalada para supervisar la operación y las 300 toneladas de plata y otros objetos preciosos.

Interés por el casco

Más de 200 lingotes de plata y unas 3.000 monedas, también de plata, han sido extraídos del fondo del mar donde yacía el navío desde 1622 cuando naufragó a causa de un huracán. Por otro lado los arqueólogos marinos consideran de excepcional interés los restos del casco del navío, que se encuentran en buenas condiciones y podrán echar luz sobre la construcción de los barcos en el siglo XVII.Los hallazgos, propiedad de Fisher, quien tiene la exclusiva para rastrear estas aguas, están expuestos en un pequeño museo de Cayo Hueso, considerado como una de las más importantes muestras del mundo en tesoros encontrados. El tesoro se repartirá entre los accionistas de la compañía Treasure Salvors.

Figher ha gastado miles de dólares en juicios estatales para seguir siendo el dueño incontestado de aquellos tesoros. Actualmente libra una batalla contra una propuesta federal que otorgaría al Estado de Florida la propiedad sobre los tesoros encontrados en sus aguas.

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